La pintura 'condenada' de la polaca Waliszewska

  • La artista retrata en sus obras a personajes en situaciones emocionales extremas.
  • "Mis imágenes están conectadas con la representación de los condenados en las pinturas medievales, sólo que despojadas del aspecto religioso".
  • Abandonó un pasado academicista con cuadros al óleo por sus creaciones actuales, más impulsivas y menos planeadas.
Una de las obras de la artista de Varsovia
Una de las obras de la artista de Varsovia
Aleksandra Waliszewska
Una de las obras de la artista de Varsovia

Unos lobos devoran a tres adolescentes que apenas pueden defenderse, una mujer pelirroja abre su piel para enseñar sus huesos y entrañas como si desabrochara un abrigo. "Mis imágenes están conectadas con la representación de los condenados en las pinturas medievales, sólo que despojadas del aspecto religioso", dice la polaca Aleksandra Waliszewska .

Calificar las escenas de la artista de Varsovia como sórdidas sería reducir demasiado un mundo creativo que descoloca, hace pensar en el miedo, la patología y la situación extrema.

Las figuras escualidas y poco desarrolladas son un legado del gótico tardío. La artista cita entre sus artistas de referencia al pintor holandés Hans Memling (1430-1494) y al francés Enguerrand Quarton (1415-1466).

A pesar de su amor por lo clásico, hace unos años se deshizo de la técnica trabajosa del óleo, de las obras más académicas que le dieron premios y fama en Polonia. En la cuenta de Flickr donde atesora sus trabajos apenas queda un resquicio de ese pasado. Las pinturas guache que crea ahora son rápidas y permiten a Waliszewska ir al ritmo de dos por día, terminar y acabar la escena en el impulso, encerrada en una habitación en la que no deja pasar a nadie.

"Fascinación por el sexo y la violencia"

Anatomía, enfermedad, crímenes, ataques... La artista adivina que el público se acerca a sus pinturas por una "fascinación por el sexo y la violencia". Le interesa retratar estados emocionales "porque las narrativas salen solas", pero rechaza dar demasiadas explicaciones.

"No hay símbolos escondidos en mis pinturas", dice siempre breve y clara en sus respuestas. Rehuye de las teorizaciones y se queja de una "sobreintelectualización" del arte en nuestros días. Tal vez esa sea la consecuencia de una falta de interés total por el arte moderno, "demasiado pensado y de poca emoción, de un aburrimiento calculado y frío".

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