Los genes de Campuzano están en los restos recogidos en las uñas y ropa interior de la mujer violada en 2007

La abogada del acusado admite que pudo haber relación sexual, pero consentida, y que consumía alcohol y drogas, como atenuante
El Acusado, José Enrique Campuzano
El Acusado, José Enrique Campuzano
EUROPA PRESS
El Acusado, José Enrique Campuzano

Los restos biológicos recogidos de las uñas y de la ropa interior de la mujer que fue presuntamente violada en Santomera, en junio 2007, contienen ADN que se corresponde con el perfil genético de José Enrique Campuzano, conocido por haber sido ya condenado en sentencia a 20 años de prisión por asesinar a una prostituta en 2008, y a siete años de cárcel por un delito de violación. Además, pasó unos años en un centro de reeducación juvenil por el asesinato y violación de una chica de 13 años en 1990.

En concreto, las muestras biológicas recogidas a la mujer que fue presuntamente violada en Santomera "solo estaba compuesta por los genes de la víctima y del sospechoso", Campuzano, según ha puesto de manifiesto la perito del laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología a la que le fueron remitidas las muestras, durante su declaración en el juicio que tiene lugar en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Murcia.

La vista, que ha estado presidida por el magistrado Abdón Díaz Suarez, ha comenzado con la declaración del acusado, quien ha llegado a pedir que le aflojaran las esposas, porque le estaban haciendo daño. Posteriormente ha sido el turno de la víctima que, en el momento de su comparecencia, se ha retirado las gafas de sol para mirar fijamente a Campuzano.

La víctima, quien se mostraba visiblemente afectada y ha tenido que ser tranquilizada por el juez, ha recordado, a preguntas del fiscal, que los hechos tuvieron lugar el 3 de junio de 2007, cuando se disponía a acudir al trabajo y fue asaltada por el presunto agresor en la carretera N-340, a su paso por el municipio de Santomera.

Según el relato de los hechos que sostiene el Fiscal, el individuo se abalanzó sobre la mujer por la espalda y la arrojó de bruces sobre unos matorrales. Al volverla hacia sí, le tapó la boca, sofocando sus protestas y gritos de auxilio, conminándola a que "guardara silencio y no le pasaría nada", violándola a continuación.

Las muestras biológicas objeto de estudio fueron recogidas en el examen de la víctima, el mismo día en la que se produjo la presunta agresión, en un reconocimiento efectuado escasamente cinco horas después de los hechos. En aquel momento, los médicos forenses encargados del análisis comprobaron que, entre otras lesiones, la víctima llevaba hematomas recientes en un brazo y un muslo.

Asimismo, la mujer presentaba, entre otras lesiones, erosiones recientes y múltiples en la zona de la espalda, al tiempo que el cabello y la ropa estaban manchados de ropa y llenos de "matujos". La forense encargada de aquel análisis ha querido aclarar que las lesiones, tanto físicas, como los restos de tierra y maleza "son compatibles con los hechos que refiere la víctima".

Campuzano se ha negado a responder a las preguntas del Fiscal encargado del caso, Juan José Martínez Munuera, y de la abogada de la acusación, Eva Ippólito, que representa los intereses de la víctima. Por el contrario, el acusado sí que ha respondido a su letrada, Paola Marcela Suárez, a quien ha dicho no recordar si había mantenido relaciones sexuales en aquel lugar y en aquella fecha.

No obstante, Campuzano ha admitido que, por aquellas fechas, él acudía "mucho" a los clubs de alterne, y que estuvo "con varias mujeres". Asimismo, ha asegurado que en aquel entonces no hacía más que beber alcohol, tomar cocaína y "solicitar en alguna ocasión los servicios de mujeres que estaban en la calle".

En este sentido, la abogada de Campuzano ha llegado a admitir que la relación sexual pudo tener lugar, pero ha desmentido que fuera una violación y que se trató de una relación "consentida", un extremo que ha creído "posible".

De hecho, la letrada ha insistido en preguntar a la forense si, a tenor de los resultados del análisis efectuado a la víctima, podía haberse producido una relación sexual consentida. En este sentido, la forense ha remarcado que las relaciones consentidas "no suelen llevar emparejadas unas lesiones" como las que presentaba la víctima.

Asimismo, la médico ha corroborado que la actitud psicológica de la mujer, tan solo cinco horas después de los hechos, "no era la propia de una relación consentida", por lo que ha considerado "muy poco probable" que los hechos sucedieran de esa forma, a no ser que se tratase de una relación de estilo "sadomasoquista".

De todas formas, la defensa de Campuzano ha solicitado la absolución del acusado y, en caso de ser declarado culpable, que se tenga en cuenta como atenuantes el consumo de drogas y alcohol. Se trata de un extremo desmentido por el Fiscal, para quien la "frialdad escalofriante, el aplomo y la seguridad" mostrada por el agresor "no es propia" de estar bajo los efectos de estas sustancias.

De hecho, el Fiscal y la abogada de la acusación particular han ratificado la petición la pena máxima contemplada por el Código Penal, de 12 años de cárcel, al entender que los hechos son constitutivos de un delito de violación y una falta de lesiones, en las que concurre la agravante de reincidencia. Además, el fiscal ha hecho hincapié en la "extrema peligrosidad" de Campuzano.

Relato de los hechos

La víctima ha reconocido que los hechos ocurrieron entre las 8.00 y las 8.30 horas de la mañana, cuando se disponía a ir al trabajo, en una cafetería. Al llegar a la N-340, encontró a Campuzano sobre una moto parada en mitad de la carretera, que le pareció que vestía como un camarero y que se disponía a ir a trabajar también.

En ese momento, reconoce que sintió que el individuo la seguía, pero no le dio importancia y creyó que tenía otros motivos para seguir su camino. Sin embargo, poco después notó una sombra detrás y que las zancadas se hacían más grandes para alcanzarla, hasta que el hombre se abalanzó sobre ella y le tiró al suelo, poniéndose sobre ella y comenzando un forcejeo.

La víctima le arañó la cara y gritó, pero el individuo le tapó la boca y le dijo que si no gritaba no le pasaría nada. Lo que más miedo dio a la mujer, según ha reconocido, fue que veía a Campuzano "tranquilo, no alterado", por lo que pensó que, de todas formas, la iba a matar si no se callaba, por lo que optó por callarse y que él le hiciese "lo que quisiera".

Posteriormente procedió a la violación y, según el relato de la víctima, Campuzano le hablaba "como si nada", preguntándole cosas con tranquilidad. Durante los hechos, que según su relato, duraron unos 20 minutos, reconoce que solo pensaba en que iban a llamar a sus hijos para que reconocieran el cadáver, y en su madre, fallecida recientemente.

De hecho, pidió al acusado que le dejara marchar por su madre a la que acababa de enterrar, que no iba a decir nada. Además, reconoció que se encontraba nerviosa porque tenía que ir a ayudar a su padre, que estaba enfermo.

Posteriormente, Campuzano le pidió el número de teléfono, comprometiéndose a llamarla para quedar. Ella misma le escribió de su puño y letra un número de su ex marido. La mujer relata que Campuzano le dijo que la llamaría al viernes siguiente, y le pidió que le perdonara, porque llevaba toda la noche de fiesta, tras consumir cocaína y alcohol, y le dio un beso de despedida "como si fuéramos a tener una relación normal".

La víctima se dirigió después a una gasolinera cercana, donde pidió auxilio y se puso en contacto con la Guardia Civil, a quien denunció los hechos.

La mujer no volvió a tener noticia hasta 15 meses después, cuando su ex marido le envió un mensaje de texto, para comunicarle que leyese el periódico y comprobara si reconocía a quien aparecía en la foto principal. La víctima no le dio mucha importancia, pero después reconoció sin lugar a dudas a Campuzano, en una foto aparecida en la prensa regional, detenido por el asesinato de una prostituta.

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