Cesky Krumlov luce, orgullosa, su fortaleza. El castillo, el segundo más grande de Bohemia después del de Praga, ofrece joyas como el Teatro Barroco o las representaciones en el teatro móvil al aire libre cuando se acerca la primavera.
Si alguien piensa que la República Checa no era precisamente un destino de sol y playa, está equivocado. Después de visitar Cesky Krumlov, no hay nada mejor que descansar a orillas de la presa artificial Lipno, conocida como el mar checo. A pocos kilómetros de la ciudad, y rodeado de vegetación, es un lugar perfecto para practicar deportes náuticos.
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