Balanzá describe una noche hambrienta de culpa e intriga

  • El escritor alicantino pone a prueba la tensión del lector con una novela cargada de terror psicológico.
  • En 'La noche hambrienta' el autor regresa al mundo de los crímenes, que trató en su debut literario.
  • Rafael Balanzá definde su último trabajo como "una caja de juegos" en la que se debe averiguar si el protagonista es o no un asesino.
Se dio a conocer al gran público al ganar con 'Los asesinos lentos' el Premio Café Gijón 2009.
Se dio a conocer al gran público al ganar con 'Los asesinos lentos' el Premio Café Gijón 2009.
EFE
Se dio a conocer al gran público al ganar con 'Los asesinos lentos' el Premio Café Gijón 2009.

El escritor alicantino Rafael Balanzá, que se dio a conocer al gran público al ganar con Los asesinos lentos el Premio Café Gijón 2009, explora la culpa y el mal absoluto en su segunda novela, La noche hambrienta, editada también por Siruela, una obra "de terror psicológico o de horror metafísico", según su autor.

Balanzá define su último trabajo como "una caja de juegos en la que se trata de saber si el protagonista, un hombre de mediana edad que se entrega a la policía confesando que ha matado a su mujer, ha asesinado en realidad a alguien".

Nacido en Alicante en 1969, reside en Murcia desde 1986 este ávido lector de "mucha y buena literatura", porque su padre, periodista, lo guió en las elecciones que construyeron una base literaria que supura admiración por clásicos como Kafka, Dostoievski, Camus y Shakespeare.

Si en su primera novela, más emparentada con el género negro, era el absurdo kafkiano el que dominaba la trama, en La noche hambrienta vuelve a los temas que trató en su debut literario, la colección de relatos Crímenes triviales, de 2007.

Esta vez, "me he censurado a mí mismo, porque soy padre y porque creo que hay líneas rojas que no se deben pasar con la coartada del arte. Es un tema duro en mi libro más oscuro que no va a gustar a todo el mundo, pero siempre hay ventanas y respiraderos para un humor siniestro y retorcido, como el que en el cine utilizan Lynch o Hitchcock", explica.

"Se trata de tocar temas serios sin aburrir al lector", señala un autor que reconoce tener "una visión amarga y pesimista de la vida".

La crisis como moraleja

El protagonista de su nueva novela "está completamente perdido, en decadencia a sus 49 años, cuando se encuentra en la mitad del camino de su vida", señala Balanzá, que hizo una primera redacción antes del estallido de la crisis económica, que se ha ido "colando" en sucesivas correcciones del texto para añadirse a la de tinte moral que sufre el personaje principal de la novela.

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