Un antiguo modelo de máquina de escribir de mediados del siglo XX de la marca Remer, procedente de una cámara agraria local y fabricada de metal, caucho y baquelita, será la pieza del mes en la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía.

Como viene siendo habitual, la pieza permanecerá expuesta durante todo el mes de septiembre de 08,30 a 14,30 de lunes a viernes, en el pasillo central de la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía en Mérida (Avda. de Luis Ramallo, s/n).

El aparato burocrático de las administraciones y el mundo de las finanzas aceleraron el proceso de mejora de la máquina de escribir, que alcanza su culmen a finales del siglo XIX cuando Franz X. Wagner inventa el mecanismo que permitía que las palancas portatipos se accionasen de abajo a arriba, informa la Junta.

La patente la adquirió el mayor fabricante de máquinas de escribir de la época, John T. Underwood, que mejoró el sistema colocando los tipos en semicírculo frente al teclado, que es la disposición que adoptaron desde principios del siglo XX todas las marcas. Los escribanos pasaron a la historia sustituidos por mecanógrafas, pues son mujeres las que coparon el manejo de esta herramienta.

Las Cámaras de Labradores, las Hermandades Sindicales y, por último, las Cámaras Agrarias, tuvieron en la máquina de escribir mecánica a uno de sus mejores aliados, alianza que se mantuvo hasta casi el final de la existencia de estos organismos dado que, por economía de medios y falta de presupuestos, mantuvieron en activo estas herramientas cuando ya eran cosa del pasado, toda vez que en la década de los ochenta del siglo XX las máquinas eléctricas eran las reinas del mercado.