Algunos, incluso, nunca han querido otra cosa. De cualquier forma, la situación en nuestra región ( la de Valladolid es la segunda universidad pública que menos alumnos pierde) es tan chata y esponjosa como un encefalograma plano. Ahora bien, para salvaguardar la ficción y el disfrute del espectáculo hay que mantener una tensión diferencial y comparar la de Valladolid con la de Burgos y la de Palencia con la de León. Lo cierto es que la atonía que caracteriza a todas es, en sí misma, una forma de epidemia y la excelencia –es decir, lo que el diccionario entiende por «excelencia»– se confunde perfectamente con la nulidad automática de tanto académico soplagaitas. Por eso no podemos lamentarnos y sí compadecernos de ella, de la Universidad en general. Dicen que los alumnos abandonan las aulas de la región.A lo mejor sus profesores –algunos de sus profesores– podrían decirnos por qué.
Encefalograma plano
Al principio las ciudades quieren «La Universidad» luego ya sólo quieren el negocio que ésta ofrece.
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