"Esperamos y deseamos que Jericó sea la llave para reanudar el proceso de paz y confiamos en que los entendimientos (entre israelíes y palestinos) formen parte de la 'Hoja de Ruta' para instaurar la calma en la región", afirmó hoy el gobernador de Jericó, Sami Insalam.

El gobernador indicó que, según el acuerdo alcanzado entre las partes la pasada madrugada, todo palestino del norte de Cisjordania que desee viajar a Jericó podrá hacerlo a partir de hoy sin ninguna restricción o chequeo por parte de las fuerzas de seguridad israelíes en su camino.

Al mismo tiempo Insalam dio la "bienvenida a todos los israelíes que quieran visitar Jericó como huéspedes", aunque precisó: "Si vienen como ocupantes no serán bien recibidos".

"Desde este momento volvemos a asumir el control sobre la zona de Jericó", manifestó el oficial palestino Ahmed Eid, segundos después de protagonizar un apretón de manos con su homólogo israelí en una breve ceremonia a las afueras de la ciudad.

Después de un viaje conjunto realizado por comandantes israelíes y palestinos, la Policía de la ANP han comenzado a patrullar por Jericó y ya pueden observarse a los agentes armados caminando por sus calles.

Conforme al acuerdo alcanzado en la madrugada entre el ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, y el ministro palestino del Interior y Seguridad Nacional, Naser Yusef, en el plazo de tres semanas también pasará al control del Gobierno palestino la aldea de Uja.

Esta aldea, situada al norte de la localidad y parte integral del distrito de la bíblica Jericó desde que consiguió su autonomía en mayo de 1994, supuso uno de los principales escollos en las negociaciones. Y es que la ruta pasa por Uja, por lo que Israel controlará el tramo de la ruta 90 a la altura de la aldea, aunque la seguridad en sus calles será transferida a la Policía palestina.

Ya no hay soldados israelíes dentro de Jericó, que es un importante centro turístico para los cristianos pues allí se halla el monte de Monte de la Cuarentena (Qarantal), donde Jesús resistió las tentaciones del diablo, y un centro de ocio para los israelíes, que eran el 90% de los jugadores del casino "Oasis" antes de la Intifada.

Jericó, con unos 20.000 habitantes, es según una creencia generalizada, la ciudad más antigua de Oriente Medio, erigida hace 10.000 años sobre un oasis en medio del árido paisaje que rodea al Mar Muerto.