Al igual que mis compañeros, todos ellos CP de Murcia, buscamos niños capaces de soportar una educación pública que va en picado. He tenido que acudir a bares y comercios para anunciar -con carteles pues carezco de ordenador- que tengo abierto el periodo de admisión. Temo quedarme sin aula infantil, mientras continúa la diáspora de los cursos superiores. Mis profesores no esconden su desánimo. Estamos muy por debajo del suficiente. Los padres no participan y menos aún cuando se trata de cubrir las deficiencias que corresponden  a la Administración, que sólo mima a los privados. ¿Y qué decir de la opinión pública? Desmemoriada, huye de todo lo que huela a emigrantes, que tienen una frontera infranqueable en la escuela privada. Me estoy convirtiendo en un gueto, paradigma de una sociedad incapaz de dar importancia  a la educación y a la igualdad de oportunidades. Casi oigo la pala, presto a contribuir al progreso.