Ni empollones ni bichos raros. A los 1.501 universitarios que ayer recibieron las Becas Excelencia de la Comunidad (4.500 1 y un proyecto de investigación) les gusta salir, la música, leer...Lo único que les diferencia de otros jóvenes son sus expedientes académicos: ninguno tiene menos de un 9,75 de media.

"La cosa no tiene más ciencia que organizarse y estudiar", dice Teresa Pérez, una tinerfeña de 19 años que estudia Derecho y Empresariales en ICADE.

Aunque acabó el instituto con un 10, no se considera muy inteligente: "Es todo fuerza de voluntad".

Otro 10 sacó Miguel Castillejo (en la imagen de la izquierda), de 18 años, que estudia Telecomunicaciones en la Universidad de Alcalá y no da importancia a sus calificaciones.

"La beca es un reconocimiento que se agradece, pero las notas no te hacen mejor, lo que cuenta es la persona", dice.

De su misma opinión es su compañera de proyecto, Rebeca Sanz (en la imagen, junto a Miguel), también becada gracias a su 9,75: "No eres peor estudiante por haber tenido un día malo".

Ambos aseguran que para estudiar no hay que renunciar a nada: ellos lo han compatibilizado con sus hobbies: la viola (ella) y los idiomas (él).

"Si estudiar fuera sacrificio, no le dedicaría tanto"

Tampoco Joaquín González (a la derecha), de 21 años, estudiante de Telecomunicaciones e Informática en el CEU, ha tenido que renunciar a su pasión, el cine, para sacar un 9,75 en 3º de carrera.

"Es cuestión de organizarse y de que te guste", dice. "Si estudiar fuese un sacrificio, no le dedicaría tantas horas".

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