El escritor Dennis Lehane recupera, diez años después, a la pareja de detectives formada por Patrick Kenzie y Angie Gennaro, en La última causa perdida.

Sus páginas suponen la secuela de Desapareció una noche, título que fue llevado a la gran pantalla con maestría por Ben Affleck en Adiós pequeña, adiós.

La última causa perdida, publicada ahora en España por RBA, vendió un millón de ejemplares en Estados Unidos.

Lehane explica que decidió abordar esta de secuela de Adiós, pequeña porque ejemplificaba de manera evidente un caso nunca cerrado: los abusos a los niños. Otro de sus objetivos es enfrentar al lector con el "dilema irreconciliable", gracias al cual detrás de cada respuesta existe otra pregunta. "Eso es lo que suponen la mayoría de las decisiones de la vida adulta", explica el autor en una entrevista.

Este escritor, quien reconoce que durante muchos años ha trabajado como "asesor" de niños maltratados, advierte que un niño maltratado tiene muchos papeles para ser un maltratador en el futuro y por eso sigue escribiendo páginas de ficción donde se aborda el tema.

En La última causa perdida, Lehane sitúa a la pareja de detectives al borde la bancarrota, ahogados por las deudas del seguro de su hija y la hipoteca, hasta que surge el gusanillo de volver a jugarse el pellejo con una investigación complicada.

En esta ocasión, la guinda del pastel vuelve a ser Amanda McCready, quien fue secuestrada por su tío con la ayuda de un grupo de policías de cara a apartarla de los maltratos que sufría en casa. Amanda acabó adoptada de forma ilegítima por un matrimonio que le prometía estabilidad y amor.

La intervención de Patrick Kenzie derivó en la entrada en prisión de sus captores/benefactores y que Amanda volviera a los faldas de su madre alcohólica. Doce años después, Amanda se ha convertido en una una adolescente estudiosa y responsable, pero ha desaparecido sin dejar rastro.

El creador de las historias en las que se han basado películas como Mystic River o Shutter Island afirma que construye su libros eligiendo primero a sus personajes, muchos de ellos apaleados psicológicamente y después los envuelve en una maraña de acontecimientos que despistan al lector en cada esquina.

Asimismo es capaz de describir con precisión los usos y costumbres sociales o denunciar en sus páginas una juventud vapuleada por la droga y el alcohol, que consume sus horas bajo el flexo y junto al ordenador. "La juventud siempre será decadente", alega este autor, preocupado por el acceso fácil a la pornografía extrema de las jóvenes generaciones.

"Me inquieta y me preocupa qué consecuencias podrá tener esto en los adultos del mañana", advierte el autor.

Lehane ha sido también el escritor de tres capítulos de la serie The Wire y asegura que Obama es un "fan" y un "entusiasta" de la serie. "Se puso muy furioso cuando los maté", bromea el autor, y alega que cuando trabajó en esta serie no tenía mucha capacidad de maniobra para dar la vuelta a la trama o los personajes porque todo estaba muy marcado.

"Es como pintar una habitación; te dicen que la pintes de azul y que tú pintes la habitación, sólo tienes que elegir qué tipo de azul utilizar", explica el autor, que ya está trabajando en otra serie de televisión pero asegura que no puede dar ningún detalle más del proyecto.

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