La domótica lleva años operando en miles de viviendas y con distintos niveles de complejidad con tres objetivos básicos: la seguridad (sistemas que simulan automáticamente que la casa está habitada), la habitabilidad (controlar en la distancia la temperatura o incluso programar el horno o la lavadora) y el ahorro en el consumo energético (aspersores, calefacción, aire acondicionado).
Una casa domótica supone una inversión alta, pero a largo plazo es rentable. Convertir una casa normal en un hogar domótico, con las tecnologías más avanzadas en materia de control energético, seguridad y comunicaciones, cuesta entre 1.500 y 3.000 euros, lo que equivale a entre el 1,5 y el 2% del coste de las instalaciones de una vivienda.
Y la domótica, esos sistemas capaces de automatizar todos los servicios de una vivienda, va de la mano de las nuevas tecnologías y de los nuevos dispositivos de comunicación.
En Valencia, el Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO) está desarrollando una plataforma informática que permitirá controlar todos los aparatos electrónicos de las viviendas domóticas a través de cualquier dispositivo con acceso a Internet.
Así, el usuario podrá conocer el estado del hogar y de todos los aparatos electrónicos de su red a través de su propio móvil inteligente, tableta u ordenador portátil sin la necesidad de adquirir más dispositivos de control.
Para facilitar la interacción el sistema utilizará televisión interactiva y realidad aumentada para controlar el hogar, lo que reduce el esfuerzo del usuario a la vez que reduce la complejidad del funcionamiento y mejora su apariencia.
El programa creado por el Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen estará disponible a finales de 2012 y se podrá descargar a través de Internet de manera gratuita.
También muebles domóticos
A principios de año, también en Valencia, cuatro empresas del sector del mueble crearon una vivienda inteligente integrada por mobiliario domótico capaz de identificar a cada uno de sus moradores y adaptarse a sus hábitos, costumbres y gustos culinarios.
En esta casa, los muebles son capaces de comunicarse, transmitir y recibir órdenes. La vivienda puede hasta proponer platos con los alimentos disponibles y avisa de su caducidad.
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