Así lo explica el jefe de psiquiatría de la Arrixaca y más o menos así, pero sin anestesia, lo publicó la hoja parroquial Aleluya, distribuida en febrero en iglesias valencianas: «Ellas provocan con su lengua». El martes, a última hora del Bando, tras una sobredosis de alcohol, una pareja discutía en Doctor Fleming. Se sentían solos en medio de la calle. A ella casi le estalla la yugular y él no encontraba manera de abrir la boca. Ante su impotencia fonética, el chaval selló la discusión con un empujón. Quizás ya han hecho las paces. Tal vez acaben viviendo juntos o dándose el «sí, quiero» ante los ojos de Dios o de un concejal. Tarde o temprano él volverá a empujarla porque la quiere tanto, que no puede escucharla. Con el tiempo, le cortará la palabra de un bofetón y ella no entenderá qué ha pasado. Las mujeres siempre necesitamos otra explicación. Tía, no le perdones. Si pasas de él, se lo pensará antes de empujar a otra. No lo hagas por ti. Hazlo por todas. Mientras tú llorabas, un indigente se peinaba mirándose en la puerta de un edificio. La vida sigue. Tranqui, no te vas a quedar sola.
Ahora hazlo por todas
Las mujeres apelan a la defensa verbal y el hombre, a la violencia.
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