El "reto" de la Diputación de Burgos a lo largo de este mandato es demostrar "si realmente sirve" y si puede mejorar la situación en la provincia, según ha señalado este jueves durante el pleno de investidura de la Administración provincial el portavoz del PSOE, José María Jiménez.

"Tenemos muchas dudas de que una institución como ésta, con casi 200 años de historia, hoy siga siendo útil", ha aseverado Jiménez, antes de añadir que "modelos como el de la Diputación de Burgos han servido para alimentar argumentos de los detractores de esta institución".

Asimismo, ha defendido la postura de que si hoy desapareciese la Diputación de Burgos "nadie la echaría de menos, ya que el mero reparto de las subvenciones, papel que ocupa el 95 por ciento de su actividad, puede ser perfectamente realizado por la Junta de Castilla y León".

Además, ha asegurado que la ciudadanía "no avala" la Institución provincial y que los alcaldes están "cansados" de ver en la Diputación un lugar al que se viene a "mendigar" una subvención.

En relación a esto, ha recordado que responsabilidad del nuevo presidente, César Rico, no puede limitarse a repartir fondos de otras administraciones, sino que debe basarse en un cambio del funcionamiento de la Institución, que no esté abocado al fracaso.

"Estamos aquí para solucionar problemas y nos tenemos que ganar el sueldo, como cualquier ciudadano", ha reiterado Jiménez, antes de señalar que "no estamos aquí para dar cariño a los alcaldes y alcaldesas, ni sólo para ir a las fiestas de los pueblos".

Por otro lado, ha hecho referencia a los "pocos recursos" de que disponen los ayuntamientos de la provincia y ha solicitado un mayor apoyo, basado en la aplicación de nuevas ideas, un mayor trabajo y colaboraciones.

Finalmente, ha confiado en que la nueva etapa esté marcada por la transparencia en las cuentas y en la gestión, "como esperan los ciudadanos", y que se sepan atender las exigencias y reclamaciones de la sociedad.