32 años de sol y uno de lluvia

Miércoles santo: Las cofradías de barrio se cruzan en el centro con imágenes de mucha solera y convierten el eje Encarnación-calle de San Vicente en el protagonista de la jornada.
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Hacía treinta y dos años que no llovía un Miércoles Santo. Tuvo que ser en 2005, con tal inoportunidad que ni una sola cofradía puso sus pasos en la calle. A las doce de la mañana, la hermandad de la Sed de Nervión anunciaba que no realizaría su estación de penitencia. Poco después de las dos hacía lo propio San Bernardo y así, como un goteo incesante, hasta que pasadas las nueve de la noche se conocía que tampoco los Panaderos, la última cofradía del día, saldría en procesión.Si la frustración es palpable en cualquier cofrade cuando su hermandad «se queda en casa», aún mayor fue la decepción para los cientos de nazarenos del Miércoles Santo, tan poco acostumbrados a estos sinsabores que te juega la meteorología.

Este año la esperanza ha vuelto a renacer y muchos apuestan por que se repita el ciclo. Treinta y dos años sin llover y uno con agua. Esto significaría que hasta 2037 no volverían a quedarse en sus templos los pasos del Miércoles Santo. Es llamativo que el Miércoles Santo, por costumbre, sea un día que se recuerda tórrido, caluroso y soleado, donde las temperaturas alcanzan su punto más álgido de toda la Semana Santa. El año pasado todo fue diferente.

La Sed, San Bernardo, El Buen Fin, la Sagrada Lanzada, el Baratillo, el Cristo de Burgos, las Siete Palabras y los Panaderos conforman una nómina con seis crucificados, uno de ellos en un paso de misterio, el Prendimiento; un Nazareno; una Piedad con Cristo muerto en su falda, y ocho Dolorosas bajo palio.

El Miércoles Santo es un día más que hecho. Las dos primeras hermandades, de barrio, arrastrando su gente al centro. Las demás, céntricas, con años y solera. Muchos se lo toman con cierta calma debido a la cercanía de los templos de las hermandades (en el eje Encarnación-San Vicente hay cuatro cofradías) y a las vísperas de la jornada más maratoniana, el Jueves Santo y la Madrugá.

Otros muchos, la mayoría, las disfrutan en todo su esplendor. A las doce de la mañana arranca la cruz de guía de la Sed, y no es hasta cerca de las cuatro de la madrugada cuando entra en su capilla de la calle Orfila la Virgen de Regla de los Panaderos. Una jornada, por tanto, para no tomarla de descanso. Sobre todo, si el tiempo acompaña.

Sagrada Lanzada

La hermandad de la Sagrada Lanzada será la que más novedades presente esta jornada. La más llamativa será la corona de la Virgen, realizada por Ramón León y confeccionada en oro y plata con donaciones de los hermanos. En cuatro capillas se representan los misterios del Buen Fin de la Virgen, advocación de la titular de la hermandad. El palio también estrena las esquinas del paso y nuevas maniguetas dedicadas a los santos que dan nombre a los templos donde ha residido la hermandad. Para completar los estrenos, la banda filarmónica del municipio de Pilas interpretará por primera vez en la calle las marchas Madre y Señora del Buen Fin, de Pedro Morales, y María Santísima del Buen Fin, de Manuel Jesús Navarro.

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