Jurado Popular declara culpable al homicida confeso que mató a su compatriota al denunciarle por robo

El fiscal solicita que se le imponga la pena mínima por homicidio y la rebaja a 10 años
El Acusado Junto A Su Intérprete, La Defensa Y La Fiscal
El Acusado Junto A Su Intérprete, La Defensa Y La Fiscal
EUROPA PRESS
El Acusado Junto A Su Intérprete, La Defensa Y La Fiscal

Un jurado popular ha declarado culpable del delito de homicidio al individuo, de nacionalidad marroquí, que se declaró autor de la muerte de un compatriota al denunciarle éste de haberle robado el coche.

El veredicto fue adoptado por unanimidad del jurado, tras haber conformidad entre las partes, al considerar al procesado, A.B., culpable de haber dado muerte, en mayo de 2009, a su amigo, con el que convivía en un domicilio de Jumilla, con un cuchillo de acero inoxidable de 28 cm de longitud y 17 de hoja con el que le asestó dos puñaladas mortales, según consta en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal.

En su decisión, el jurado, que entiende que el acusado no es merecedor de la gracia del indulto, ha tenido en cuenta como elementos convincentes la confesión del acusado y el relato de una agente de la Guardia Civil a quien el procesado le reconoció ser el autor de los hechos.

Tras el veredicto del jurado, el juicio celebrado este lunes en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Murcia ha quedado visto para sentencia.

No había signos de embriaguez

En la primera y única sesión de la vista oral, ya que las partes han llegado a un acuerdo, el acusado ha reconocido los hechos que se le imputan, aunque en un primer momento ha manifestado que "estaba borracho" y no se acordaba de nada; algo que la fiscal se ha limitado a desmentir, ya que no consta en los informes del forense que hubiera signos de haber consumido alcohol en el procesado.

Finalmente, y tras varias preguntas de la fiscal y advertirle que se jugaba "cinco o seis años de prisión", el acusado ha afirmado que "pinchó" a la víctima, un amigo con el que convivía y que momentos antes de ser asesinado había acudido al cuartel de la Guardia Civil de Jumilla para denunciarle por el robo de su vehículo.

En esta primera sesión del juicio también ha declarado, en calidad de testigo, la agente de la Benemérita a quien el procesado le confesó los hechos, relatando que se le acercó, con la ropa ensangrentada, y le dijo, mientras gesticulaba con las manos para que le esposaran, que había sido él.

Tras no haber preguntas por parte de la defensa, la fiscal ha pedido que no se practicaran más pruebas, conformándose la acusación con la pena de la fiscal, que ha rebajado de 17 a 10 años —el mínimo— la condena, cambiando la tipificación de asesinato y considerarlo homicidio, con la atenuante de confesión.

La fiscal también ha solicitado una indemnización para la mujer de la víctima de 100.000 euros y de 43.000 para cada uno de los cuatro hijos que tenía.

Por su parte, la defensa se ha conformado con la pena, y ha recalcado que su cliente fue quien mató a su amigo, pero sin que concurriera la agravante de hacerlo de forma "engañosa y sorpresiva".

Los hechos sucedieron el 9 de mayo de 2009, cuando el procesado, A.B., de nacionalidad marroquí, salió del cuartel de la Guardia Civil de Jumilla, donde acudió a declarar a raíz de a denuncia que le había formulado la víctima, M.H., de 41 años, por un delito de robo.

Sostiene el escrito del fiscal que "decidido a acabar con la vida" de M.H se dirigió a un establecimiento de 'todo a cien' de la citada localidad para comprar un hacha y un cuchillo de acero inoxidable, de 28 cm de longitud, 17 cm de hoja y 4 cm de ancho de hoja.

Una vez que adquirió las 'armas', acudió al domicilio de la víctima. En el trayecto, se encontró con un primo de ésta a quien el acusado le preguntó su paradero. Ignorando las pretensiones que tenía, le dijo que se encontraba cerca del cuartel de la Benemérita, a la altura de la avenida de a Asunción.

Cuando el procesado vio a M.H., con la "clara" intención de acabar con su vida, sacó el cuchillo de la bolsa que portaba y sin mediar palabra, se lo clavó a la altura del cuello, propinándole un segundo pinchazo en la axila izquierda, seccionándole la arteria carótida izquierda y la tráquea.

La víctima, según las conclusiones del fiscal, murió por una hemorragia abundante y shock hipovolémico a consecuencia de las puñaladas.

Acto seguido, el acusado se dio a la fuga arrepintiéndose minutos después, por lo que se entregó en el cuartel de la Guardia Civil, donde confesó los hechos mientras "lloraba y gesticulaba con las manos para que los agentes le pusieran las esposas".

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