Los especialistas participantes en un seminario sobre la evolución del paisaje vegetal y el uso del fuego en la Cordillera Cantábrica han apostado por impulsar la ganadería extensiva, que permite mantener zonas despejadas de vegetación leñosa y conservar mayor biodiversidad, como un método para conservar el paisaje de esta zona.

Continuar avanzando en la gestión del fuego y del combustible es otra de las recomendaciones de este grupo de 48 especialistas que han abogado también por erradicar los fuegos intencionados y su afección sobre los bosques y por utilizar desbroces mecanizados y quemas controladas para el manejo del matorral y de los pastizales.

Según ha recordado el director de Medio Natural en funciones, José Ángel Arranz, durante la presentación este lunes de la publicación 'La evolución del paisaje vegetal y el uso del fuego en la Cordillera Cantábrica', el cambio climático es un "factor ineludible" a considerar en la gestión y conservación y ha destacado como "esencial" conservar los bosques, "claves en su función mitigadora".

Otra de las conclusiones de este grupo de expertos recogida en la publicación es que la conservación del paisaje cantábrico, "sometido a continuas influencias de carácter antrópico", pasa en la mayoría de las situaciones por una gestión activa de manejo del medio natural y por la puesta en valor de los bosques a través de la gestión forestal sostenible ya que "mejorará la conservación de los valores más señeros de la cordillera y podrá mantener una actividad económica relevante que a su vez ayude a evitar los incendios".

Según este estudio, el fuego ha intervenido en la configuración de los ecosistemas cantábricos desde hace "cientos de miles de año" sin bien fue en la Edad Media cuando se produjeron las grandes transformaciones del espacio rural eliminando los bosques con la ayuda del fuego para usos agropecuarios, lo que dio forma al actual paisaje de esta cordillera.

Arranz ha destacado no obstante que el paisaje natural de la Cordillera Cantábrica ha cambiado "de forma acusada" en los últimos 40 años como consecuencia de un abandono del campo que ha permitido recuperar los bosques con un incremento de su superficie próxima al 20 por ciento.