El Museo Santa Clara de Zafra (Badajoz) escoge como pieza del mes un portaviático

El Museo Santa Clara de Zafra escoge como pieza del mes de junio un portaviático, un vaso de orfebrería que servía como sagrario portátil, al resguardar dentro, en una teca, las sagradas formas.
Portaviático
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BOLETÍN ECO
Portaviático

El Museo Santa Clara de Zafra escoge como pieza del mes de junio un portaviático, un vaso de orfebrería que servía como sagrario portátil, al resguardar dentro, en una teca, las sagradas formas.

Está realizado en plata repujada, grabada, fundida y parcialmente dorada, realizada en el tercer cuarto del siglo XVI.

Se llamaba viático a lo que se prevenía para la manutención del viajero y, figuradamente, al 'Sacramento del Cuerpo de Christo, que se administra a los enfermos, que están en peligro de muerte, y como en viage para la eternidad, como verdadero sustento del alma'.

Ahora bien, la Eucaristía como viático se administra, así mismo, a quienes están imposibilitados para ir a la iglesia y no pueden cumplir con el precepto pascual, según informa el Boletín Eco y recoge Europa Press.

Hasta los años cincuenta, un domingo de Pascua Florida y como prolongación de la misa mayor, la Cofradía Sacramental de Zafra organizaba la procesión de los Impedidos, en la que el Santísimo, bajo palio, acudía a las casas de los postrados en el lecho.

En ese "solemne cortejo", las hostias consagradas se llevaban dentro de este portaviático: un vaso de orfebrería que servía como sagrario portátil, al resguardar dentro, en una teca, las sagradas formas. Se trata de una "pieza insólita" en su diseño que, al parecer, fue fabricada entre 1560 y 1570 en un taller de la ciudad.

Consta de una base circular y un astil abalaustrado en los que se desborda una decoración renacentista que crece en volumen con la altura, en la que se advierten roleos y formas monstruosas vegetalizadas, hojas de acanto, cascabeles, carátulas o guirnaldas.

Por cima, se asienta una caja cuadrangular con cubierta troncopiramidal cóncava, en la que el ornato, en contraste, se limita a la molduración de los nervios y a su dorado.

Un remate periforme sirve de engaste a un crucifijo extraíble, que el sacerdote, antes de ofrecer la comunión al enfermo, le entregaba para su veneración. De la cruz pende un crucificado, de líneas onduladas y manieristas, de gran semejanza al ya, por entonces, muy venerado Cristo del Rosario.

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