La acusada de matar a su feto fuera del plazo para abortar pensaba que nació ya sin vida

El personal que la atendió en planificación familiar y el hospital asegura que la procesada pidió abortar
Audiencia Provincial
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EUROPA PRESS
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La mujer acusa del asesinato del feto del que estaba embarazada cuando se encontraba fuera del plazo para abortar pensaba que, en realidad, cuando nació, estaba ya sin vida.

"¿Cómo voy a hacer yo daño a mi sangre?", ha preguntado entre lágrimas a los miembros del Tribunal del Jurado que decidirá sobre su culpabilidad o inocencia en el juicio que ha comenzado este lunes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria.

La procesada, J.J.F.R. se enfrenta a una petición de penas de 18 años de prisión por parte del Ministerio Fiscal, que considera que cometió un delito de asesinato al, tras dar a luz en su casa, abandonar el feto, ya con forma humana, en un contenedor, sin que pudiera recibir asistencia médica. El resultado fue que, aunque nació vivo y respirando, falleció poco después.

"El feto nació vivo y respiró fuera del claustro materno", ha aseverado la Fiscal, quien incide en que, al nacer, es la acusada "quien le priva de la vida", al no permitir que "un ser totalmente indefenso" no recibiera la ayuda que necesitaba, con lo que "se aseguró de que esa persona no viviera".

Sin embargo, la acusada sostiene que en realidad lo que sufrió fue un aborto cuando se disponía a orinar sobre un cubo instalado en su habitación, tras lo cual, se desmayó y, al despertar, pensó que el feto había nacido muerto, pues no notó que respirara. Y ha recordado que su primer hijo, que tuvo cuando ella tenía 14 años de edad, también nació en circunstancias difíciles, quedando la madre, según ha dicho, en estado de coma.

Su intención inicial era llevar el cubo con el feto y los restos de lo sucedido al hospital, pero ha declarado que, durante el camino, no pudo más, y lo dejó en un contenedor de basura, para, ha justificado, no dejarlo en la calle.

El policía que le encontró cuando ella le contó donde lo había dejado describió que estaba "depositado", de manera "cuidada", y no "arrojado". Este agente ha afirmado que la acusada estaba "aliviada, relajada, fría", "agotada" en lo físico, pero "no en lo emocional".

Para la defensa, las probabilidades de supervivencia del feto eran "limitadas", "incluso" aunque hubiera sido ingresado en un hospital, por lo que se considera que la muerte no la provocó la acción de la madre y, en consecuencia, esta no cometió un asesinato.

El Ministerio Fiscal sostiene que la acusada, de nacionalidad dominicana y con residencia legal en España, no tenía "ningún deseo" de que el embarazo llegara a buen término, y se apoya para ello en que J.J.F.R. no siguió ningún tipo de control médico.

En principio, el juicio hubiera concluido este mismo lunes, pero la ausencia de una testigo ha hecho que se suspenda hasta la jornada del martes.

"se me ha salido"

Tres días antes de los hechos, cuando acudió a informarse al centro de planificación familiar 'La Cagiga', dijo que estaba embarazada de menos tiempo (11-12 semanas frente a las 28 de las que realmente estaba) y planteó directamente la posibilidad de abortar, como ha relatado en el juicio la trabajadora social que la atendió.

Pero la acusada afirma que, en realidad, fue en ese momento cuando le confirmaron que estaba embarazada y que fue desde La Cagiga donde le preguntaron si quería abortar, algo que el centro precisa que no hace nunca.

Al día siguiente, acude a la Residencia porque sufre pérdidas vaginal y de sangre. El personal le advirtió de la existencia de riesgo tanto para ella como para el feto, pero ella se negó a ser ingresada y volvió a plantear la posibilidad de abortar, algo que no podía hacer por haber transcurrido ya el plazo legal.

Fue un embarazo del que no informó a su madre, con la que vivía, aunque sí a una de sus hermanas, aunque nadie notó cambios físicos en su estado. Hasta que, finalmente, el 3 de junio, cuando fue a orinar en el cubo que tenía en su cuarto para ese fin, "expulsó todo" y, después, "se quedó dormida".

"Cuando me desperté, me di cuenta y pensé que había expulsado al feto muerto, porque no respiraba", ha relatado. En ese momento, aún tenía el cordón umbilical unido al feto, y lo cortó ella misma con unas tijeras que tenía en la habitación.

El parto fue natural, sostiene la defensa, que incide en que las circunstancias en que se produjo fueron derivadas precisamente de la dolencia que dos días antes le había llevado al hospital, la rotura de membranas.

La madre se encontraba convaleciente y sedada tras una operación, por lo que no se enteró de nada, como ella misma ha declarado. Además, la acusada no pudo llamar por teléfono a nadie, pues su móvil estaba sin batería y en la casa no tenían fijo.

Tras lo sucedido, se fue con el cubo por la calle en dirección a casa de su hermana, que vivía cerca. "Mi idea era llevar el feto conmigo en todo momento, pero no tenía fuerzas para seguir con el cubo. No lo quise dejar en la acera, lo puse en el contenedor, pero no lo tiré", ha detallado.

Al llegar a casa de su hermana se desmayó, y fue trasladada al hospital. Ya ingresada, contó que había tenido un abortó, y fue luego cuando reveló que el feto estaba en el contenedor, tras insistir la Policía en saberlo. "Se me ha salido, se me ha salido", dijo en esos momentos, tal y como ha recordado su hermana.

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