Un conflicto familiar obliga a los Mossos a custodiar dos escuelas de Girona

Un conflicto entre un matrimonio de etnia gitana en trámites de separación y sus parientes ha obligado a la dirección de la escuela Vila-roja de Girona, dónde van las tres hijas de la pareja, a pedir la presencia de los Mossos d'Esquadra durante las horas en que el centro esté abierto para evitar posibles conflictos entre las dos familias.
Mossos Custodiando Una De Las Escuelas De Girona
Mossos Custodiando Una De Las Escuelas De Girona
EUROPA PRESS
Mossos Custodiando Una De Las Escuelas De Girona

Un conflicto entre un matrimonio de etnia gitana en trámites de separación y sus parientes ha obligado a la dirección de la escuela Vila-roja de Girona, dónde van las tres hijas de la pareja, a pedir la presencia de los Mossos d'Esquadra durante las horas en que el centro esté abierto para evitar posibles conflictos entre las dos familias.

Los agentes también están en el centro de Font de la Pólvora, donde también hay niños vinculados con los protagonistas del incidente.

De hecho, los Servicios Territoriales de la Conselleria de Enseñanza decidieron suspender ayer las clases en las escuelas de Vila-roja y de Font de la Pólvora, también en Girona, a raíz de un incidente que se produjo en el primero de los centros.

El conflicto, a consecuencia de una infidelidad, afecta a un total de 16 menores de la escuela, ya que todos ellos son familiares y el padre es el que reclama poder recoger a sus hijas a la salida de la escuela, pero las partes implicadas no se pueden de acuerdo.

Después de que ayer se suspendieran las clases este martes los 140 alumnos de Vila-roja han vuelto al centro bajo la mirada de una patrulla de los Mossos d'Esquadra.

A primera hora ha habido un pequeño susto, ya que el director del centro, Cristóbal Sánchez, ha tenido que pedir refuerzos porqué ha recibido una llamada en la que se alertaba que el padre se dirigía a la escuela, aunque finalmente se ha podido llegar a un acuerdo con las familias.

En ese momento de tensión han llegado a las puertas del centro escolar hasta cuatro patrullas de la policía catalana.

Proteger a los niños y el centro

En una atención a los medios de comunicación, Sánchez ha explicado que su principal intención era la de "proteger al centro ante unos riesgos externos de un conflicto que está pasando en el barrio y que puede influir en los alumnos".

"Ahora está garantizada la seguridad y por tanto aunque el riesgo externo no se ha resuelto tenemos la protección y la garantía que puede hacerse clase con normalidad", ha manifestado el director.

Sánchez también ha concretado que en ningún momento ha habido amenaza personal, pero que ha habido un conflicto familiar, que afecta a varias familias y que tiene que resolverse.

"No tenía claro a quién tenía que dar a las niñas, quién tenía que recogerlas, las familias no se ponían de acuerdo", ha señalado.

En estos momentos las niñas están con el padre, pero hay una disputa y el centro no sabe en qué momento pueden venir a buscarlas ni quién.

Por ello, tienen que estar protegidos e intentar evitar los conflictos, por ello la presencia policial se mantendrá durante toda la semana, hasta que el viernes se haga una valoración para ver si la situación ha cambiado o no.

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