«Ofrecemos un paquete integrado de servicios. Nos encargamos de explorar espacios confinados y asegurarlos. También hacemos mantenimiento de instalaciones como depuradoras, impartimos cursos de formación y suministramos equipos de seguridad», explica.

No hace mucho las obras de un túnel en el Penedès tropezaron con un búnker de la guerra civil. «Entré y comprobé que no había gases u otra situación que pusiera en peligro la vida de los trabajadores. Únicamente estaba inundado», revela. A veces, más que peligroso su trabajo es «desagradable». Como aquella ocasión en que tuvo que penetrar en una alcantarilla que tenía un problema de retención. «Tuve que moverme en un ambiente con más de medio metro de residuos orgánicos. Había gases, cientos de escarabajos y ratas de dos palmos».

Pese a estos inconvenientes, le entusiasma su trabajo y no duda en decir que la prevención de riesgos laborales es su hobby. «A mi mujer le encanta leer novelas y yo devoro manuales de prevención, ja, ja», bromea. «Es un trabajo que me llena, pues me gusta prepararme, comprobando los equipos y estudiando las propiedades de los gases que sé que me voy a encontrar o escoger los detectores que me avisarán de la presencia de otros. Haces un trabajo que no todo el mundo sabe hacer».

Asegura que cada vez hay más conciencia de prevención de riesgos y seguridad en el trabajo, aunque advierte que «aún queda una generación».

Próxima entrega

José Luis Cases. El CSI de la medicina.