El empresario y ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales Manuel Pimentel ha calificado este jueves de "muy dignas" las acampadas del movimiento 15M ya que "la gente lo está pasando mal y está desencantada" con el actual modelo. En este sentido, ha augurado un "colapso institucional" si no se llevan a cabo reformas porque "el sistema está agotado".

En declaraciones a los periodistas tras intervenir en Huelva en la 'I Jornada de Sostenibilidad y RRHH en la empresa del futuro', Pimentel ha apuntado que desconoce, "como dicen algunos", si detrás de este movimiento ciudadano hay algún partido político y ha remarcado que ve "muy bueno" que la sociedad civil se manifieste contra este modelo, que "está agotado, presenta síntomas y, sobre todo, tiene incapacidad para adaptarse".

A su juicio, el sistema está "bloqueado" y hay personas que sienten un "desapego" con el actual modelo y la realidad institucional, lo que generará en un "colapso institucional".

Asimismo, Pimentel ha explicado que el modelo político e institucional, que tuvo su germen durante la Transición, "no responde a las exigencias actuales". "Hemos crecido en un nivel institucional público que no es equilibrado con la debilidad del privado", ha enfatizado.

En esta misma línea, ha asegurado que el bipartidismo "empobrece" y produce que sea necesaria "altura de miras" por los principales partidos políticos al objeto de "hacer una reforma de calado", ya que en caso contrario "vamos a llegar a una situación de colapso que forzará esas reformas".

El también escritor y editor ha destacado que esta situación de colapso provocará que éste "deje de funcionar o bien que el ciudadano deje de confiar en el sistema", ya que la clase política "no trata los problemas de la gente".

"la democracia pierde calidad"

"Las instituciones empiezan a no trabajar por el ciudadano sino al revés y un porcentaje creciente de los presupuestos de las instituciones no llega a la actividad económica o el empleo", ha destacado Pimentel, que considera que "la democracia pierde calidad".

Ante esto, estima que el modelo, formado por el Parlamento, los Consejos Audiovisuales, entre otras instituciones que ha citado a modo de ejemplo, "dependen de dos o tres personas".

"Yo soy hijo de la Transición y estoy agradecido pero hacen falta reformas porque el sistema empieza a devorarse a sí mismo, siendo todo para él y no todo para nosotros".

Por ello, en el ámbito empresarial ha abogado por no caer en el pesimismo debido a la coyuntura económica ya que "es el momento de hacer cosas; es el momento de la inteligencia".

Como ha matizado "la inteligencia es la facultad de elegir bien y el talento es hacer las cosas bien", por lo que se ha mostrado convencido de que "es el momento de la inteligencia porque hay muchas oportunidades".

"no es tiempo de castigarnos"

En consecuencia, durante su ponencia ha realizado un canto a las empresas y las personas para que "vuelquen su talento de forma adecuada y sobre la elección adecuada".

De este modo, Pimentel ha incidido en que en estos momentos "tenemos más confianza en el esfuerzo individual que en el colectivo" debido a que estamos "en una España bloqueada" donde es "muy difícil llegar a acuerdos básicos con la inteligencia colectiva".

En cuanto a las empresas onubenses, ha precisado que se encuentran en "la media" de Andalucía, donde hay "empresas inteligentes y otras que apostaron por una línea que las circunstancias no han acompañado". No obstante, ha recordado que durante la época de bonanza se han cometido errores, pero ahora "no es tiempo de castigarnos sino de volcarnos en lo positivo".

Mensaje positivo

"Los empresarios están haciendo un esfuerzo tremendo por ver por donde tiran, por abrir mercados, y confío en la inteligencia del empresario de Huelva", ha apuntado.

Por otro lado, durante su ponencia le han preguntado por la crisis inmobiliaria y de la construcción, y Pimentel ha analizado la situación de este sector y ha lamentado el recorte en la inversión pública en este sentido.

Con un mensaje positivo, ha afirmado que el próximo año "puede ser peor, pero no tiene por qué ser peor", ya que es "el momento de hacer cosas que muevan a la esperanza con una mentalidad individual". "No estamos salvados, pero tampoco condenados", ha concluido.