La mujer, de 30 años y desempleada, fue acusada de asalto sexual y abuso infantil, y su vecino, Nicholas Quiles, de 48 años, afronta dos cargos de asalto sexual, informa The Tampa Tribune en su versión digital.

Ambos están bajo custodia de las autoridades sin derecho a fianza y de ser declarados culpables podrían ser condenados a cadena perpetua.

El teniente Jeffrey Harrington de la policía de New Port Richey, en la costa oeste de la Florida, dijo que las supuestas violaciones ocurrieron durante las dos primeras semanas de febrero pasado y que las autoridades se enteraron del caso el lunes por medio de un informante anónimo.

El menor contó a su hermana de 11 años que el vecino le "hizo cosas malas", informó la niña a los detectives asignados al caso.

Cuando los detectives hablaron con el niño, éste afirmó que el presunto abuso sexual sucedió cuando se encontraba a solas con el vecino.

Quiles no tiene antecedentes penales y la madre del menor, cuyo nombre no fue divulgado por el diario para proteger al hijo, no admitió ni negó su culpabilidad en cargos de posesión de marihuana en 1996 y en junio pasado de un cargo de prostitución, según registros judiciales mencionados por el periódico.

En los Estados Unidos una persona puede recurrir a la figura legal de "nolo contendere", es decir, no defenderse de los cargos presentados sin tener que declararse culpable o inocente.

Harrington comentó que esta es la primera vez que escucha que una madre presuntamente vende a su hijo a cambios de favores sexuales.

"Espero que nunca tengamos que investigar algo como esto, otra vez", añadió el teniente.