El estado de Louisiana (al sureste de EE UU) se encuentra en máxima alerta tras la apertura, por primera vez en 38 años, del aliviadero de emergencia de Morganza para intentar salvar Baton Rouge y Nueva Orleans de la crecida del río Mississippi.

La apertura del aliviadero, que está siendo controlada por ingenieros del Ejército de Estados Unidos, inundará más de 8.300 kilómetros cuadrados con 15 metros de agua (casi del tamaño del País Vasco), pero impedirá que el torrente de agua alcance a las comunidades que se encuentran bajo el nivel del mar.

Con todo, más de 25.000 personas y 11.000 edificios podrían verse afectados por esta operación, según informaron fuentes implicadas en la operación al diario local Nola Times-Picayune.

Los expertos aseguran que el desvío del caudal de agua podría tardar hasta tres semanas, según avanza a lo largo del sistema de diques y vertederos hacia el sur, hasta llegar al Golfo de México, dijo el general Michael Walsh, presidente de la Comisión del Mississippi, a Reuters.

"Esto está provocando una tremenda presión en todo el sistema a medida que tratamos de que este caudal de agua encuentre un espacio en los afluentes del Mississippi", dijo Walsh a los periodistas, desde un punto en el vertedero que el domingo estará bajo el agua.