Díaz de Villegas denuncia que se decida sobre él sin escucharle, "lo que no se hizo ni con los nazis en Núremberg"

El secretario general de CEOE-Cepyme Cantabria, Yvez Díaz de Villegas, ha remitido una carta al Comité Ejecutivo y a la Junta Directiva de la organización en la que se queja de no poder "estar presente" en la reunión que esta última celebra esta tarde y en la que se va a "decidir" de nuevo sobre él sin darle "audiencia", lo que "no se hizo ni a los nazis en su proceso de Núremberg", pese a que es "el denunciante, no el denunciado", recalca.

El secretario general de CEOE-Cepyme Cantabria, Yvez Díaz de Villegas, ha remitido una carta al Comité Ejecutivo y a la Junta Directiva de la organización en la que se queja de no poder "estar presente" en la reunión que esta última celebra esta tarde y en la que se va a "decidir" de nuevo sobre él sin darle "audiencia", lo que "no se hizo ni a los nazis en su proceso de Núremberg", pese a que es "el denunciante, no el denunciado", recalca.

En la misiva, a la que ha tenido acceso Europa Press, Díez de Villegas señala que, a diferencia de la vicesecretaria de la CEOE-Cepyme, Beatriz Benéitez, a la que después de "demostrarse" con una auditoría contratada por el presidente, Miguel Mirones, "gravísimas irregularidades", le permiten "exponer personalmente" su defensa delante del Comité, a él "todavía" no le han dejado explicarse "ni una vez" ante este órgano o la Junta, dos meses y medio después de haber denunciado irregularidades en la gestión de la organización.

"Demencial, kafkiano, pónganle el adjetivo que quieran, caben muchos en este proceso", recalca, tras mostrarse convencido de que esta tarde "por enésima vez", Mirones propondrá su "cese" a la Junta a cambio de "más falsas promesas" sobre actuaciones futuras, como "su dimisión".

"Promesas que al día siguiente desmentirá creando un gran enfado entre los miembros de la Junta que le volvieron, por enésima vez, a creer", y así "en un bucle sin fin hasta que el cansancio consiga el número suficiente de votos para que yo desaparezca de la organización", añade.

Este es el motivo por el que, según dice, quiere hacer llegar por carta "explicaciones" que esperaba realizar personalmente ante la Junta esta tarde sobre los "reproches" que se le hacen por "supuestos errores" en su actuación, entre ellos por qué no comunicó "antes sus denuncias y de otra manera".

Al respecto, señala que "muchos" de los máximos responsables del Comité y "numerosos" miembros de la Junta "conocían perfectamente los hechos desde hacía mucho tiempo" y "tenía largas discusiones con ellos sobre qué era normal y qué no lo era".

Tras precisar que, "como es lógico", a estos les informaba de lo que sucedía de "forma verbal" y no por escrito, Díaz de Villegas se pregunta "si habiendo denunciado todo" lo que ha denunciado "por escrito y confirmado por la auditoría Deloitte, que contrató el presidente, la mayoría del Comité Ejecutivo se ha cerrado en defensa numantina de su presidente, ¿qué habría quedado de una denuncia hecha hace meses con la mitad de datos y papeles de los que aporté?".

"Porque yo sólo me atreví a denunciar después de reunir todas las piezas del puzzle y tener todo bien documentado, y para eso se tarda mucho, y no se puede hacer a la ligera", enfatiza.

Asegura además que "todos los descubrimientos de las irregularidades" le fueron "soplados al oído" por "varios" directores de departamento empleados en la CEOE.

"¿De dónde piensan que venía la voz de alarma sobre las graves irregularidades de Campogiro que nos podían llevar a la cárcel a todos", se pregunta, "si era una directora de departamento la que avisaba con regularidad al presidente, y por escrito, de los peligros que corríamos", asegura Díaz de Villegas, quien precisa que tiene "esos correos porque estaban con copia a mí".

"¿Quién creen que me detalló aterrorizada los detalles de lo que iba a pasar si el presidente externalizaba, saltándose legalmente toda la ética laboral?", inquiere. "Y lo que es más grave, los cambios estatutarios de la Fundación Servicios para convertir la CEOE en una promotora constructora", añade.

También se pregunta quién le "sacaba de la inopia" diciendo que los contratos con "la arquitecto del presidente" para el polígono industrial de Potes, ya firmados, "nos ponían en una situación jurídica muy difícil si surgían problemas después, por estar haciendo labores de empresa constructora en total competencia con nuestras empresas asociadas de este sector".

Un secretario "incómodo"

"Soy un secretario general incómodo que cumplió con lo que le obligaban los estatutos y que no quiso seguir firmando, al llegar a ser de todo punto inaceptables, todas las irregularidades que el presidente le ponía por delante", concluye.

A su juicio, si "con el conocimiento de la situación", la Junta Directiva decide "poner en la calle al mensajero y no actuar respecto al presidente y su equipo" en función de la "demostrada veracidad" de las denuncias efectuadas, "por los motivos que sean", entonces no le "cabe duda" de que la CEOE "ha decidido lo que quiere ser, y yo ya no tengo más que decir".

En la carta, en la que asegura que el "olor de las irregularidades" en la CEOE le "llegó enseguida", en cuanto ingresó como secretario, Díaz de Villegas se reitera en sus acusaciones y pregunta "qué más podía hacer" y "a quién más se lo tenía que decir" si "para cada una" de sus denuncias "había varias personas" de la Junta y del Comité "a las que se lo había contado", y lo que éstas hacen es "decírselo inmediatamente al presidente para que con amenazas de despido" le "expulse".

A su juicio, cabían tres soluciones. Una de ellas era "dimitir discretamente" de la CEOE con la "esperanza" de que "todas las irregularidades" que se había encontrado "no las justificase Mirones en un futuro diciendo que "el secretario era el que lo firmaba todo".

Otra, "cerrar los ojos", evitando los "constantes desencuentros" con el presidente, y "callando las irregularidades", lo que tampoco podría hacer porque se lo impedía su "honradez" y sus "deberes" hacia la CEOE.

Y por último, denunciarlo a la Junta "en bloque". "No quedaba otra solución que informar al órgano de gobierno de la CEOE, a su Junta Directiva, de las irregularidades que sometía su presidente, demostradas más tarde por la auditoría Deloitte", concluye.

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