Todas las rarezas en diccionarios, de la ‘a’ a la ‘z’

  • Los diccionarios viven su edad de oro y y no son precisamente de lengua.
  • Los que han suscitado este interés son tan variados como las manías y las supersticiones, de las que, cómo no, ya tenemos manual.
¿Será el vacío, la pereza, la crisis o el embrutecimiento lo que nos lleva a requerir tanta guía?
¿Será el vacío, la pereza, la crisis o el embrutecimiento lo que nos lleva a requerir tanta guía?
JORGE PARÍS
¿Será el vacío, la pereza, la crisis o el embrutecimiento lo que nos lleva a requerir tanta guía?

Diccionario de milagros, de sueños sexuales, de alucinaciones, de felicidad, para esnobs, de insultos, de jugadores del Barça o de madrileño… ¿Tantas etiquetas necesitamos? Parece que sí, dada la proliferación de libros que usando el formato del diccionario nos explican hasta el colmo todo lo que la temática sugiere. Incluso para ser felices necesitamos acepciones. Y sobre todo, significados.

¿Será el vacío, la pereza, la crisis o el embrutecimiento lo que nos lleva a requerir tanta guía? "Hay un público muy numeroso y ávido de coleccionar este tipo de cosas. Es que a la gente le gusta que le expliquen las cosas", es lo que dice a 20 minutos el filólogo y profesor Pancracio Celdrán, cuya última aportación a la causa es el curioso y exhaustivo Diccionario de manías y supersticiones (Viceversa).

"La respuesta última está en los libros", señala Pancracio, para quien la llegada de Internet ha disfrazado la autoría y el conocimiento, además de hacernos bastante perezosos para investigar. Otra explicación para el auge del asunto. Pero en cualquier caso, hipótesis aparte, merece la pena darse un paseo ligero por todo este mundo tan explicado que abarca desde el siempre estirado y aprovechado sexo hasta la fealdad, pasando por las excepcionales obras de Eco sobre la belleza y su contrario.

El saber, por temas

Esnob. Tras una lista con los diez libros odiados por los esnobs (como, y pese a quien le pese, El extranjero, de Camus; El Principito, de Saint-Exupéry; o Las uvas de la ira, de Steinbeck), el escritor y periodista Fabrice Gaignault nos regala un maravilloso catálogo de escritores tan malditos como sublimes. Es el Diccionario de literatura para esnobs (Impedimenta), una obra en la que accedemos a escritores de vidas difíciles cuyas obras solo son aptas para esa minoría selecta a la que los esnobs sueñan con pertenecer. El club de los Bigotes Largos, Kathy Acker, Annemarie Schwarzenbach son solo algunos de los ejemplos de todo el universo que en esta obra vamos a descubrir.

Maniático. Tan obsesivos o más que los pedantes son los maniáticos. En su Diccionario de manías y supersticiones, Pancracio Celdrán nos demuestra que todas proceden de la cultura popular y que la mayoría de ellas se remontan a la época clásica. "Todas las supersticiones nacen en Egipto, Grecia y Roma; la manía del 13, por ejemplo, no es más que una secuela del terror que había entre los egipcios por este número", señala. Gracias a su obra sabemos que en la época de las pirámides el día 13 aparecía sombreado en los calendarios, ya que ese día podía suceder cualquier cosa.

Artístico. El clásico de Félix de Azúa, Diccionario de las Artes (Debate), acaba de ser editado con una exhaustiva ampliación y revisión de su autor. Un ensayo en el que Azúa va más allá del formato en el que se inscribe su libro para reflexionar sobre el ocaso del Arte.

Madrileñismo. Ha sido el catedrático de Lengua Manuel Alvar quien ha recogido buena parte de los vocablos del habla castiza y achulapada, como 'meatilas' (bebedor compulsivo), 'idiomas' (lenguas de ternera, cerdo o cordero) o 'gadafi' (pincho moruno), en el recién publicado Diccionario de madrileñismos (Ediciones La Librería).

Tomellosero. La especificidad de estos contenedores del saber solo está limitada por la imaginación de sus creadores. Así, recientemente se ha presentado el Diccionario tomellosero-castellano para que todo el mundo tenga claro qué nos quieren decir en esa bella localidad de Ciudad Real cuando nos hablan de 'recochura' (angustia), 'rebinar' (pensar) o 'higazo' (envidia).

Élfico. Ni siquiera la realidad parece un impedimento para los más frikis en este asunto. Por eso hay quien ha elaborado minuciosos diccionarios que traducen a lenguas vivas cualquier expresión en élfico (idioma inventado por Tolkien para El Señor de los Anillos) o klingon (la lengua de los malos de Star Trek).

Futbolero. En plena euforia, y tras los cuatro lustros más brillantes de la historia barcelonista, se presentó esta primavera el Abarçadari (Cossetania), un diccionario en el que se recogen palabras y expresiones tan curiosas como 'Macanudo' (apelativo del delantero argentino Pizzi) o 'cola de vaca' (mítico regate del brasileño Romario), esenciales para entender los últimos 20 años de la historia culé. Aún no está publicado, pero varios diccionarios madridistas circulan también por Internet. Que nadie se quede sin saber qué es un 'chorreo' (el presidente del Madrid predijo que iban a chorrear al liverpool y acabó siendo vapuleado).

Hernandiano. El centenario del poeta Miguel Hernández llenó el año pasado de conmemoraciones y actos especiales en su honor. El Diccionario temático hernandiano (Fragua), del profesor Francisco Esteve, recogía en un solo tomo todos los nombres de personas, lugares y acontecimientos que marcaron la obra del poeta del pueblo. Otra obra –ya clásica– sobre los creadores literarios es el Diccionario pánico del inclasificable Fernando Arrabal.

La jerga urbana, a un solo click

Internet no es ajeno a la proliferación de toda clase de diccionarios y enciclopedias on line. Wikipedia, Webopedia, Wordreference... en la red podemos encontrar todo tipo de obras de consulta, desde las estrictamente académicas (www.rae.es) hasta las más contraculturales. Si hay uno que se lleva la palma es el Diccionario urbano (www.urbandictionary.com), que recoge más de 10.000 términos de jerga callejera. ¿Todo el mundo sabe quién viene cuando llega la madera?

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