La sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a cumplir tres años y 11 meses de prisión por hacer explotar dos bombonas de butano en su domicilio del municipio valenciano de Almàssera tras encender un mechero y herir a tres vecinos, uno de ellos menor, según consta en una sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press. El hombre declaró durante el juicio que pretendía quitarse la vida "por inhalación de gas" y que se fumó "el último cigarrillo", pero dijo que no quería provocar una explosión.

El ministerio fiscal pedía para este hombre, sin antecedentes penales, una pena de ocho años de prisión por un delito de incendio con riesgo para las personas y tres faltas de lesiones; además, le imponía una multa de 1.800 euros.

Sin embargo, el tribunal ha decidido rebajar la pena y condenarle a tres años y 11 meses de cárcel por un delito de incendio imprudente y por tres faltas de lesiones. También tendrá que pagar unos 81.000 euros en indemnizaciones a las víctimas —por daños y perjuicios sufridos—. Asimismo, le condena a someterse a tratamiento ambulatorio en un centro médico durante dos años.

El hombre padece una esquizofrenia paranoide, y en situaciones de cuadro agudo de su enfermedad, su inteligencia y voluntad se encuentran abolidas. Sin embargo, en la noche de los hechos, el 19 de noviembre de 2008, no presentaba ningún cuadro de estas características, según consta en el informe médico forense.

Tal y como consta probado en la sentencia, el hombre compró dos días antes del incidente dos bombonas de butano de seis kilogramos cada una con la intención de quitarse la vida. Colocó en su dormitorio las bombonas junto a su cama, una a cada lado, con las espitas abiertas.

Poco después de abrirlas, encendió un mechero y provocó una enorme explosión seguida de un incendio que causó daños, no sólo en su vivienda, sino también en el propio edificio y en los colindantes y en casas vecinas, así como en vehículos estacionados en las proximidades. También resultaron heridas tres personas.

En concreto, resultaron dañados tres vehículos, cuyos daños tasados pericialmente ascendían a 18.659 euros. Además, 16 edificios y viviendas resultaron siniestrados a consecuencia de la explosión y el incendio posterior.

Por su parte, un hombre sufrió una contusión en la pelvis izquierda y un esguince grado uno en ligamento colateral de codo; una mujer padeció un cuadro de ansiedad; y una menor sufrió un síndrome postconmocional. Para el primero, el fiscal reclama una indemnización de 1.680 euros; para la segunda, 5.685 euros; y para la tercera, 5.846.

"directa y voluntariamente"

El tribunal considera que este hombre realizó "directa y voluntariamente" los hechos que se le imputan, y todo ello en base a los relatos de los testigos, de las víctimas, y por la propia declaración de él, que asumió la colocación de las botellas aunque no recuerda que encendiera el mechero para provocar una explosión. Dijo que se tomó muchas pastillas para poder dormir, y que abrió las espitas para que saliera el gas "y así morir sin dolor".

Para condenarle, también tiene en cuenta la declaración de su madre, que indicó que su hijo llegó esa madrugada a su casa con la cara blanca y quemado, y que le dijo que había intentado suicidarse pero que había fallado. En concreto, le señaló: "en lugar de irme yo, se ha ido el piso".

Asimismo, recoge los informes de los peritos, que señalan que se trató de un incendio "intencionado", y explicaron que el combustible de la explosión fue el butano, ya que no encontraron ninguna anomalía con el gas ciudad que alimentaba la vivienda. Tras la explosión —según sus informes— se generó un pequeño fuego, y encontraron un mechero en el suelo, que para ellos fue la única causa de deflagración.