La Noche de los Libros aguanta el envite del Madrid-Barça

  • La Noche de los Libros consiguió mantener el interés de su público.
  • Contó con un 30 % más de escritores que en la edición anterior.
  • Llena a rebosar estuvo la sala en la que Ana María Matute respondía a las preguntas enviadas por algunos estudiantes de primaria.
Varias personas en la Cuesta de Moyano durante La Noche de los Libros 2011.
Varias personas en la Cuesta de Moyano durante La Noche de los Libros 2011.
Víctor Lerena / EFE
Varias personas en la Cuesta de Moyano durante La Noche de los Libros 2011.

Lo tenía difícil, pero la Noche de los Libros consiguió mantener el interés de su público en una jornada en la que el encuentro entre el Real Madrid y el FC Barcelona amenazaba con paralizar el país. Los libreros lo reconocían y las colas eran testigo de ello: la afluencia de público fue disminuyendo a medida que se acercaba la hora del partido.

Sin embargo, una noche del libro que llegaba con cuatro días de retraso debido a la Semana Santa pero cargada de refuerzos (con 300 escritores, un 30 % más que en la edición anterior) consiguió retener en el centro de Madrid a gran número de aficionados a la lectura incluso después del saque inicial en el Bernabeu.

Más de 500 actividades en 140 librerías, bibliotecas e instituciones culturales eran la gran baza de una cita en la que los descuentos de hasta el 10 por ciento en libros y las firmas de autores como María Dueñas, Javier Sierra, Enrique Vila-Matas o Almudena Grandes han conseguido animar las ventas. El escritor y reconocido futbolero Javier Marías, que cerca de las 19.00 h estaba firmando ejemplares en una librería en plena calle Mayor, lo tenía claro: "Yo en un rato me voy a ver el partido, que no es un partido cualquiera, es un Madrid-Barça", según explicó.

Pero muchos de los hombres (y mujeres) que estaban a esa hora disfrutando de los encuentros con escritores y las diferentes actividades se decidían por las letras frente al balón, pese a ser también aficionados al deporte rey. Llena a rebosar estaba la sala en la que Ana María Matute, que este mismo miércoles recibió el Premio Cervantes, respondía a las preguntas enviadas por algunos estudiantes de primaria, como la de una niña que le pidió su opinión sobre las campañas de fomento de la lectura.

"Leer es una felicidad, es un placer, pero hay gente a la que no le gusta leer y no le gusta nunca", contestó la autora de Olvidado rey Gudú para añadir que, cuando era pequeña, durante unos ejercicios espirituales, a ella y a sus compañeras les aconsejaban: "Niñas, lean poco. Novelas, nunca" y que ella optó por hacerse escritora. Un éxito también fue la iniciativa de la feria literaria Getafe Negro, que proponía a la veintena de grupos de amigos que se han acercado a la Cuesta de Moyano resolver el robo de la primera edición de El Quijote recopilando pistas por lugares tan literarios como el emblemático Café Gijón.

Actos para todos los gustos

Un jamón y una suculenta cesta con chucherías aguardaba a los primeros en resolver el misterio. Los demás tuvieron que conformarse con un ejemplar de Lorenzo Silva firmado por el propio autor, que se ha acercado a conocer a los sagaces detectives capaces de resolver el enigma que él mismo había ideado para la ocasión. Otra original propuesta fue la de la Casa Encendida, con un taller de fanzines (desde la creación de linografías hasta la encuadernación) que a la hora en que comenzaba el partido aún acumulaba colas en esta peculiar iniciativa que sus organizadores han titulado Libros Mutantes como alternativa a las actividades más tradicionales.

También diferente resultaba la propuesta de la Academia de Cine, que organizó un encuentro con el escritor y director de cine Ray Loriga. Siempre muy relacionado con el celuloide, además de dirigir sus propias películas, La pistola de mi hermano y Teresa, el cuerpo de Cristo, ha participado como guionista de directores de la talla de Pedro Almodóvar y Carlos Saura.

Aunque se celebró en Madrid, en esta fiesta de los libros no faltaron los homenajes a las literaturas de otros países. No en vano fue un autor chileno, Antonio Skármeta, el encargado de dar el arranque oficial a los eventos participando en una lectura continuada de El Quijote protagonizada por niños.

En la Casa de América, la serie de conferencias Ausencia y Presencia servía para recordar a Juan Rulfo, de la mano de su hijo Juan Carlos; Ernest Hemingway, contado por Boris Izaguirre; Valle-Inclán, en palabras de Mario Gas, y Ernesto Sábato, a través de Raúl Argemí.

La Casa Sefarad recordó a la argentina Alejandra Pizarnik, que el próximo 29 de abril cumpliría 75 años, con una exposición que recopila fotografías, manuscritos, cartas y dibujos que repasan su vida y obra. Las palabras con las que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, abría el acontecimiento cobraban sentido al final de la noche: "El fútbol dura un ratito y se acaba. Pero el libro dura mucho tiempo y hay que aprovechar para disfrutar de él".

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