La Generalitat de Cataluña acudirá este miércoles a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) para defender de nuevo las cifras de su plan de reequilibrio financiero que desestimó Economía en febrero. También exigirá el pago de los 1.450 millones que le debe un Gobierno, al que ha calificado de "moroso".

En rueda de prensa este martes, el portavoz del Govern, Francesc Homs, ha cargado contra el Ejecutivo central por comportarse como un moroso, al no querer pagar esta cuantía del Fondo de Competitividad, aunque espera que las negociaciones que se mantienen den sus frutos, y poder hacer frente así con más holgura a los objetivos de déficit.

Sin embargo, desde Madrid, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, ha dudado de la cifra (1.450 millones) al decir que no ha salido del Ministerio de Economía y se no se corresponde con la referencia que tienen. En este sentido, ha recordado que en el primer año de aplicación del sistema de financiación la cantidad que le correspondió a Cataluña fue mucho menor a la cifra que ahora reclama el Gobierno catalán: "Uno no se puede apuntar los ingresos que no tiene", ha indicado.

Ante estas apreciaciones, la Generalitat ha sido clara: "Niegan la cifra y dicen que te lo pagaré el próximo año. Los morosos se comportan de esta manera", ha dicho Homs. El Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) de este miércoles por la tarde servirá para ratificar los objetivos de déficit planteados para los años 2011, 2012 y 2013, que ya se conocen, y fijará el límite que no podrán superar las comunidades en el año 2014; también se analizarán los planes de reequilibrio de algunas comunidades.

En una reciente entrevista, el conseller de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, avanzó que la Generalitat prevé "alcanzar e incluso mejorar" el objetivo de déficit del 1,1% del PIB para 2013, pese a que 2010 se ha cerrado con una tasa del 3,9%, frente al 2,4% estipulado. El conseller reiteró en que se puede comprometer a llegar a esta cifra al final de un duro y complicado periodo de ajuste que se está afrontando con medidas, algunas, que no tendrán toda su fuerza "hasta el segundo o tercer año".