Opuestos

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Aficionado al ‘botellón’... David Pradotes. 39 años. No tiene trabajo. Pide limosna. Las asistencia social dicen que tiene «desarraigo familiar». Hace botellón «desde siempre».

¿Por qué hace botellón?

Vivo y hago todo en la calle. También tomo. La calle es de todos y es imposible pagar los precios de los bares. No hay un lugar donde estar. Ya estoy grande para el botellón, pero lo hice siempre, lo hago y lo haré. Por eso fui el viernes a apoyar el macrobotellón.

¿Y los ruidos y la suciedad de la que se quejan los vecinos?

Yo no seré muy vistoso, pero no soy violento ni sucio. No estoy de acuerdo con los que hacen sus necesidades en la calle o rompen cosas, y entiendo que los vecinos se quejen de los ruidos.

¿Hay menos botellón en Madrid?

No, porque no hay lugar. El alcalde debería copiar a Enrique Tierno Galván, que hizo el rocódromo de la Casa de Campo para nosotros, los marchosos.

Víctima del ‘botellón’... Gerardo Rubio. 35 años, administrativo. Desde hace 7 vive en la plaza del Dos de Mayo, aunque en una casa con ventanas interiores. De joven hacía botellón.

¿Por qué está en contra del botellón?

Por los destrozos, los niños y la gente mayor. Cuando lo hacían en el Dos de Mayo, los mayores se encerraban en sus casas. Además se pasan: orinan, se desmadran. Donde vivo, hubo gente que malvendió su piso, porque ya no aguantaba.

¿Si no se emborracharan, no harían ruido igual?

Antes, nosotros hacíamos botellón, pero era todo muy tranquilo. Yo entiendo que los bares son caros y hay que ir a algún lugar, pero no hay necesidad de romper todo ni de estar todo el tiempo pegando gritos.

¿Hay menos botellón en Madrid?

Hay menos en la plaza por la presión de los vecinos. Debían darles un lugar adecuado.

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