La superficie de regadío en Baleares ha registrado un aumento del 12% en el último año, hasta alcanzar las 17.903 hectáreas, como consecuencia de la conversión en zonas regables de espacios agrícolas que estaban infradotados gracias a los procesos de modernización llevados a cabo en el archipiélago.

Este aumento contrasta con el dato nacional, donde la extensión de estos cultivos ha caído un 0,4% por primera vez desde 2006, hasta las 3.407.953 hectáreas, según datos del Ministerio de Medio Ambiente recogidos por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).

En un comunicado, la Federación atribuye este descenso generalizado de la superficie de regadío en España a la pérdida de rentabilidad que han sufrido estos cultivos, especialmente en el último año, como consecuencia de la fuerte subida de las tarifas eléctricas y la caída del precio de los productos agrarios, lo que ha hecho prácticamente inviable su subsistencia en algunas zonas.

Esta situación ha llevado a las comunidades autónomas con mayor extensión de superficie regada a abandonar muchos de los regadíos históricos y sustituirlos por cultivos de secano, con el fin de aliviar los gastos energéticos que implican los nuevos sistemas de riego más eficientes, de menor consumo de agua, pero mayor demanda eléctrica.

Las regiones más afectadas por la pérdida de superficie de riego durante el pasado año coinciden con las regiones del arco mediterráneo, con la excepción de Baleares, que basan su economía en la producción de cítricos y hortalizas. Así, la Comunidad Valenciana (-6,8%) y la Región de Murcia (-3%) fueron las comunidades que más extensión de regadío perdieron en 2010.