La indemnizarán tras quedarse coja en una operación de hernia

  • Alicia D. perdió la movilidad de su pie izquierdo y tiene secuelas psicológicas.
  • Hace una década fue intervenida en el 12 de Octubre de una hernia discal "que estaba bien acoplada y tenía el tamaño perfecto", según los médicos.
  • Una sentencia del Supremo confirma que la joven paciente no fue informada de los riesgos y la técnica quirúrgica no era la correcta.
Edificio del hospital 12 de Octubre de Madrid.
Edificio del hospital 12 de Octubre de Madrid.
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Edificio del hospital 12 de Octubre de Madrid.

Alicia D. tiene 32 años, pero no puede hacer deporte ni salir a bailar. Hace una década fue intervenida en el 12 de Octubre de una hernia discal "que estaba bien acoplada y tenía el tamaño perfecto", según le dijeron los médicos. Pero la intervención no salió como debería. La joven sufrió daños neurológicos, perdió la movilidad de su pie izquierdo y padece secuelas psicológicas que aún no ha superado.

Por todo ello, el Tribunal Supremo ha condenado al Servicio Madrileño de Salud a indemnizarla con 272.260 euros, según informó su abogado, Álvaro Sardinero, colaborador de los servicios jurídicos de la Asociación el Defensor del Paciente.

En la sentencia, el Alto Tribunal confirma que la técnica quirúrgica empleada no solo "no fue la adecuada", sino que, además, hubo "falta de información" a la paciente sobre las consecuencias que podrían derivarse de la intervención, aparentemente sencilla.

La tragedia de Alicia comenzó en la misma mesa de operaciones. "Me hicieron las pruebas, pero luego tardaron tres meses en operarme. Para entonces la hernia había crecido. Tuvieron que abrir más de lo previsto y, de repente, se produjo una hemorragia, no paraba de sangrar", explicó la joven a 20 minutos.

"No puedo correr"

"Había tanta sangre que no podían ni ver la hernia. Cortaron un trozo, la dejaron prácticamente entera, pero también seccionaron un nervio, justo el que hace que el tobillo levante el pie", dice.

Antes de pasar por quirófano, "jugaba al baloncesto y hacía mucho deporte". Ahora "tengo el cuerpo torcido, aunque he aprendido a caminar para disimularlo". Lo que más la aterroriza son las situaciones de peligro: "No puedo escapar, porque no puedo correr", relata.

Y a pesar de todo, Alicia ha sabido dar la vuelta a los diagnósticos médicos, que no daban un duro por ella. "Me dijeron que me quedaría en silla de ruedas y con una sonda para orinar", cuenta. Con mucho tesón y "diez horas de rehabilitación diarias durante tres años" ha conseguido salir adelante. "Mi cuerpo olvidó que caminaba, tuve que volver a enseñarle de nuevo, desde el principio", recuerda.

A pesar de todo, Alicia reconoce que el daño psicológico sigue muy presente. "Aún no lo acepto, por eso no quiero ponerle cara ni aparecer con foto en este reportaje", afirma. Sobre la indemnización, tiene muy claro que es "una satisfacción personal para poder dar carpetazo al asunto e intentar superarlo de una vez por todas". Parte del dinero lo empleará, eso sí, en comprarse un coche automático, totalmente adaptado a sus necesidades diarias.

Obligada a cambiar de oficio

Antes de la operación era "profesora de peluquería y estética". Después "me incapacitaron para mi profesión", dice, porque es un oficio que exige pasar muchas horas de pie y ya no puede. Ahora codirige su propia compañía teatral. Allí "puedo llevar el ritmo que necesito", asegura. Tiene otra hernia, pero no volverá a entrar en un quirófano.

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