Sustos, cabreo y confusión. Son las principales reacciones de los viajeros de Metrovalencia desde que se puso en marcha el sistema de conducción automático ATO el pasado 26 de marzo. Con él, los trenes aceleran y frenan de forma autónoma y los maquinistas se limitan a abrir y cerrar las puertas de los convoyes.

Sin embargo, pese a que se debía haber mejorado el confort de marcha de forma considerable, lo cierto es que se ha visto seriamente mermado. Así, según explicó ayer uno de los usuarios en la parada de Xàtiva, «el otro día se paró de forma brusca en el túnel y la gente intentaba bajar del tren pensando que había llegado al andén». Mientras, otro denunció a 20 minutos que «en la parada de Joaquín Sorolla suele dar un frenazo unos metros antes del andén, luego da un acelerón y vuelve a parar cuando ya ha llegado. La gente se queja porque a quien le pilla desprevenido se lleva un susto».

Desde la entidad reconocieron ayer que «hay pequeños desajustes que se irán solucionando en las próximas semanas, pero en general el sistema funciona bien teniendo en cuenta su complejidad».

Por su parte, los sindicatos denunciaron días atrás que se había inaugurado «de forma precipitada».

El ATO es el sistema de seguridad más avanzado ya que evita que se pueda sobrepasar la velocidad máxima en cualquier tramo. Funciona entre las estaciones de Empalme y València Sud (línea 1), Alboraya y Aeroport (línea 3) y entre Marítim-Serreria y Aeroport y Marítim-Serreria y València Sud (Línea 5). La Generalitat ha invertido 30 millones de euros en este moderno sistema.