Cerca de un centenar de chavales están matriculados ahora mismo en la Escuela Taurina de Madrid, situada en la Venta del Batán (Casa de Campo). «La edad mínima para entrar es de 12 años. Tienen cinco años de aprendizaje. Si al quinto vemos que no funcionan, se tienen que marchar. Si les vemos posibilidades, siguen con nosotros», explica José Luis Bote, matador de toros y profesor de la escuela, a la que se puede entrar con una autorización paterna, nueve euros de matrícula y una cantidad simbólica de tres euros al mes.
Una figura máxima del toreo llega a superar los 200.000 euros por una tarde en Las Ventas de Madrid.
El cargo y su sueldo
Los salarios van de acuerdo al caché. Sin embargo, existen unos mínimos fijados por convenio, según el grupo al que pertenezcan y la categoría de la plaza donde actúen. Matador: 6.600 euros; novillero con picadores: 3.100 euros; rejoneadores: 2.800 euros; novillero sin caballos: 1.200 euros; banderilleros lidiadores: entre 270 y 1.150 euros; tercer banderillero: de 265 a 890; picadores: entre 415 y 1.150; mozo de espadas: de 185 a 500; ayuda: de 90 a 210; apoderado: entre el 10 y el 15% de comisión de los honorarios del matador.
Los matadores, novilleros y rejoneadores se dividen en tres grupos, según el número de actuaciones de la temporada anterior. Un matador del grupo C, el más bajo, tiene estipulado un salario mínimo de 6.600 euros brutos. Además, la vestimenta y los útiles de los toreros son costosos, y más en el caso de los rejoneadores, que han de mantener una cuadra de caballos.
Más información en Escuela Taurina de Madrid. Avda. de Portugal, s/n. Tel. 914 701 990.
Futuros maestros
Javier Cortés. 16 años. Ingresó con 13 en la Escuela Taurina de Madrid. «Mi meta es ser una figura del toreo y, si no puede ser, me gustaría ganarme la vida en el mundillo. Me entreno por la mañana, y por la tarde voy a la escuela, de 5 a 8 de la tarde. Los profesores son duros, pero yo prefiero la dureza a la libertad; en esta profesión es importante la disciplina».
Fernando Estévez. 19 años. Desde los 14 acude a la Escuela de Madrid. «No tengo antecedentes taurinos en la familia, aunque sí les gustaba como aficionados. Dejé de estudiar al terminar la ESO. Los profesores son buenos, aunque a veces resultan muy duros. Aparte de las enseñanzas, es muy importante la mentalización, que te hablen, porque ellos han sido matadores de toros».
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