La mujer del fallecido niega haber insinuado a su amante que lo matara ni que se contratara a un sicario

María Cruz A., la cooperadora necesaria y autora por haber inducido a su amante, Manuel S., que asesinara a su marido en marzo de 2007, ha asegurado este martes que "jamás" habló con éste de "contratar a un sicario" para matar a la víctima ni se habló tampoco de asesinarlo, ya que "ese tema de conversación no salió entre nosotros".

María Cruz A., la cooperadora necesaria y autora por haber inducido a su amante, Manuel S., que asesinara a su marido en marzo de 2007, ha asegurado este martes que "jamás" habló con éste de "contratar a un sicario" para matar a la víctima ni se habló tampoco de asesinarlo, ya que "ese tema de conversación no salió entre nosotros".

Así se ha expresado a preguntas del Ministerio Fiscal en la tercera sesión del juicio oral iniciada en la jornada vespertina, que se celebra desde este lunes en la Audiencia Provincial de Murcia con jurado popular, presidido por el magistrado Juan del Olmo.

La también procesada, que en algunos momentos de su intervención no ha podido contener las lágrimas cuando se le ha preguntado por los supuestos episodios de malos tratos que sufría de manera reiterada, también ha negado que le proporcionara una llave de la funeraria donde trabajaba su marido a su amante.

Igualmente, ha dicho que no sabía nada de haber pagado a un sicario, porque "jamás lo hubiera permitido, ya que quería a mi marido". Tampoco tiene conocimiento de que Manuel hubiera sacado un préstamo personal del banco, de 6.000 euros, que el sicario presuntamente había exigido, junto con otros 3.000 más que desaparecieron en casa de la víctima.

La desaparición del dinero la ha justifico Mari Cruz al explicar que en el domicilio anterior con el que convivía también desapareció otra cantidad de dinero, pensando la procesada que su marido los había cogido.

Aunque en un momento de su declaración ha reconocido que su padre le dijo a Manuel la posibilidad de contratar a un sicario, María Cruz ha explicado este extremo argumentando que por aquel entonces, cuando ella estaba ingresada por un intento de suicidio, su padre "se lo dijo en un momento de ira pero después le dijo que lo olvidara".

La relación que el matrimonio llevaba ha sido descrita por la procesada, de profesión auxiliar de clínica, como tormentosa, en el sentido de que eran habituales las "peloteras y después incluso íbamos a una boda juntos".

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