Sacyl pagará 25.000 euros a una paciente que fue operada y a la que dejaron olvidada una gasa en el abdomen

El TSJCyL ha estimado parcialmente el recurso de la afectada y ha multiplicado por seis la indemnización inicialmente concedida

La Consejería de Sanidad de Castilla y León (Sacyl) deberá indemnizar con 25.000 euros a una vecina de Peñafiel (Valladolid), L.M.R, que en 2004 fue operada en el Hospital Felipe II de la capital vallisoletana para que le fueran extirpados dos miomas del útero y a la que durante la operación los cirujanos que la intervinieron dejaron olvidado en su abdomen material quirúrgico, en concreto gasa radiopaca, lo que no fue descubierto hasta año y medio después.

Así lo ha acordado el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que ha estimado parcialmente un recurso interpuesto por la afectada, representada en el litigio por la asociación El Defensor del Paciente, y ha acordado elevar a 25.000 euros la indemnización en concepto de responsabilidad civil, en lugar de los 4.000 euros inicialmente concedidos a la paciente por el departamento de Francisco Javier Álvarez Guisasola, al estimar que los daños causados son mayores que los reconocidos por la administración sanitaria, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Los hechos se remontan al mes de febrero de 2004 cuando la afectada fue diagnosticada de padecer mioma uterino y fue incluida el 18 de marzo en lista de espera quirúrgica de Ginecología en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

En virtud del concierto asistencial que Sacyl tiene suscrito con el Hospital Felipe II, L.M.R. fue intervenida el día 24 de junio de 2004 en dicho centro sanitario, donde entonces se la informó tanto a ella como a su marido de que la operación se había desarrollado sin contratiempo alguno.

Sin embargo, a raíz de la intervención, tanto en el hospital como más tarde cuando ya había sido dada de alta y había vuelto a su actividad laboral, la mujer comenzó a encontrarse mal al sufrir mareos, vómitos, gases y diarrea, además de que no toleraba alimento alguno y tenía fiebre, pese a lo cual recibió por respuesta que era normal y que todo ello obedecía a la operación.

Por casualidad.

Transcurrido casi año y medio después de pasar por quirófano, la mujer acudió a un endocrino privado para que le prescribiera un tratamiento adelgazante y fue entonces, el día 10 de septiembre de 2005, cuando el médico especialista le hizo un examen completo y al palpar su abdomen advirtió, por casualidad, un bulto abdominal, con lo que, dados sus antecedentes, le aconsejó someterse a una revisión para averiguar su origen.

Finalmente, fue derivada el día 9 de noviembre al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico Universitario donde se le efectuó una ecografía abdominal que descubrió que tenía una gran masa heterogénea en la zona de la pelvis y por encima de la vejiga que medía 12 centímetros de diámetro, compatible con una gasa radiopaca.

Dos días más tarde fue nuevamente operada y se la extrajo entonces una bolsa de pus de algún resto extraño, en concreto de material quirúrgico (gasa), tal y como aparece en el apartado de hallazgos operatorios recogido en la hoja de protocolo de intervención.

En su reclamación de daños la reclamante aducía que el "grave olvido" de la gasa durante casi año y medio en su abdomen puso en serio riesgo su vida, ya que le produjo una tumoración a causa de la acción defensiva y de aislamiento del material extraño que generó su propio cuerpo, a lo que añadió el hecho de que no fueron los servicios públicos sanitarios ni los facultativos del Hospital Felipe II quienes detectaron el error sino que tuvo que ser un especialista de medicina privada.

"lo que he sufrido no se lo deseo a nadie".

La propia víctima, en declaraciones a Europa Press, justificó la reclamación presentada en el deseo de que hechos de este tipo no vuelvan a ocurrir. "Quiero que se den cuenta de lo que hicieron para que no se vuelva a producir, porque lo que he sufrido no se lo deseo a nadie", recordó L.M.R, en referencia a los padecimientos sufridos durante año y medio en forma de irritación, vómitos y malestar general.

A ello añadió la mujer la "innecesaria segunda operación" a la que tuvo que ser sometida, "con el riesgo que ello supone", para que le fuera retirado el material quirúrgico olvidado en su abdomen y el terror que sintió cuando le dijeron que lo que tenía era un tumor, aunque más tarde se comprobó que no era maligno. "Cuando me indicaron en noviembre que tenía un tumor de 10 por 14 centímetros lo primero que pensé es que no llegaba a las Navidades", confesó L.M.R.

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