Ser soltera tiene un precio... y es mucho más alto de lo que crees, te contamos por qué

Vivir sola puede ser un privilegio… pero también una carga. Analizamos por qué la soltería parece estar penada por la sociedad y por qué sale mucho más cara
Renée Zellweger en 'El diario de Bridget Jones. Sobreviviré'.
Renée Zellweger en 'El diario de Bridget Jones. Sobreviviré'.
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Renée Zellweger en 'El diario de Bridget Jones. Sobreviviré'.

El 11 de noviembre se celebra el Día del Soltero, pero lo cierto es que los que formamos parte de ese grupo no estamos precisamente de celebración, y no porque estemos enfurruñados con Cupido y con la malísima puntería de sus flechas. En España ser soltero o soltera tiene un precio muy alto. Hablamos de dinero.

Un estudio llevado a cabo por HelpMyCash ha determinado que un soltero que cobra el salario medio no puede permitirse la compra de una casa o piso en más de media España. "Vivir solo permite a los inquilinos vivir como les plazca, pero toda esa libertad tiene un coste", comenta Amanda Pendleton, experta en tendencias de viviendas de Zillow. "Los inquilinos que consideren irse a vivir solos este año deben decidir si merece la pena y si el coste vale la pena". Eso explica que tan sólo 4,7 millones de los 14 millones de solteros que hay en España (según datos del INE) vivan solos.

"Por si fuera poco, quienes viven solos tienen menos probabilidades que las parejas de tener suficientes ahorros de emergencia. La forma más obvia en que las personas solteras pierden financieramente es si viven solas y no comparten ninguno de sus gastos. Sin esas 'economías de escala' que benefician a las parejas (y a cualquier otra persona que viva con otras personas), las personas solteras que viven solas pagan todo por sí mismas, incluido el alquiler o la hipoteca, los servicios públicos, la comida y cualquier otra cosa que necesiten para afrontar la vida diaria", escribe en 'Psychology Today' Bella DePaulo, a la que la revista The Atlantic describe como "la actual pensadora y escritora norteamericana sobre la experiencia de la soltería".

"Para las personas que aman vivir solas, los gastos adicionales pueden valer la pena. Pero quizás más preocupantes sean las otras formas en que todas las personas solteras, incluso aquellas que viven con otras personas, son penalizadas financieramente", añade. Según una encuesta llevada a cabo por Forbes, el 93 % de los participantes dijeron creer estar pagando la tasa de ser solteros y confesaron que muchos no se separaron antes de sus parejas por motivos económicos y que el dinero es clave a la hora de plantearse comenzar una relación. Cuando se les preguntó por las razones por las que querrían tener una relación romántica, el 31 % aseguró que la oportunidad de compartir gastos era un motivo fuerte, y en el momento en el que se les planteó si la estabilidad financiera o los beneficios financieros los habían mantenido alguna vez en una relación durante más tiempo del deseado, el 33 % así lo aseguró. El 14 % dijo haber tenido una relación únicamente por el apoyo económico de la pareja.

El impuesto de la soltería VS el placer de la soltería

Vivir solo es un privilegio, pero por culpa del impuesto de la soltería, ese que hace que no sólo el alquiler piso, sino incluso ir de vacaciones a solas, sea una tortura económica, es también una carga. "La conversación crucial que debemos tener es sobre la realidad de esta vida: las implicaciones sociales, psicológicas y financieras de ella y la forma en que los legisladores, amigos, familiares y vecinos puede apoyar a quienes lo viven", escribe en She I Dare Not Name Donna Ward. Desde pagar Netflix a solas hasta asumir el pago de la electricidad sin un +1 hacen que la soltería salga cara. Incluso hacer la compra supone una bofetada para los que saben que la inmensa mayoría de envases están destinados a parejas y/o familias, por lo que tendrán que tirar la mitad de la comida.

Pero si no tienes pareja, que no cunda el pánico. La plataforma de relaciones Gleeden ha puesto un marcha un estudio en el que las cosas no son tan grises. "Prácticamente la mitad de las usuarias españolas solteras de Gleeden se encuentran en la franja de edad entre los 31 y los 40 años. En contraste, la franja de edad mayoritaria entre los hombres españoles solteros usuarios de Gleeden es más joven: entre los 18 y los 30 años (un 33% de ellos se encuentran en esta franja, frente a un 26% de mujeres). La franja de edad entre los 41 y los 50 años es la tercera en importancia, tanto para mujeres (un 20% de ellas) como para hombres, con un 25% de incidencia. Es decir, el mito de la solterona, aquella mujer que no llegaba a casarse y se quedaba en casa con el gato a cuidar de los sobrinos, ya no existe", señalan. 

En la actualidad, los estudios suelen situar a los solteros y las solteras en la parte alta de la escala de la felicidad. Es más: los datos demuestran que el matrimonio prácticamente no influye en la felicidad de las personas: como mucho, se experimenta felicidad en torno al día de la boda y las semanas previas y posteriores.

El exceso de gasto de un soltero/a puede ser un 30% mayor que si viviese en pareja

"Cuando te das cuenta de que no te da miedo estar soltera/o, sino que te da miedo el concepto que te venden de la soltería, todo cambia. Cuando necesitamos tener pareja por presión social solemos buscar una persona que encaje con cánones que cuadren con la imagen que queremos proyectar y no con lo que realmente potencie quienes somos", indica Raquel Mascaraque, especialista en psicología emocional. Rodolfo Rieznik, economista, explicaba en La Ser que "el exceso de gasto de un soltero/a  puede ser un 30% mayor que si viviese en pareja" y que "la producción en la economía capitalista está dirigida al mercado, a vender y consumir. El 2x1 es la ambición del capital: vender y vender para rentabilizar y no para satisfacer necesidades".

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