En primera persona: ¿por qué ahora hay que vestirse en Decathlon para las citas amorosas?

Un aterrador número de perfiles de las 'dating apps' aseguran amar el montañismo y el senderismo. ¿Hay que irse a Decathlon para encontrar pareja? ¿Se han convertido las citas, literalmente, en Pekín Exprés? La periodista y escritora Marita Alonso lo cuenta en primera persona y... la cosa pinta fea
The North Face es una marca de referencia en lo que a equipamiento de montaña se refiere.
Una pareja hace senderismo por el campo.
Freepik
The North Face es una marca de referencia en lo que a equipamiento de montaña se refiere.

Hace años, mi relación más larga, que es la que mantengo con mis problemas de salud mental las dating apps, acostumbraba a mostrarme una cansina y alarmante concatenación de perfiles de hombres agarrados a tigres, sujetando enormes peces que habían pescado (al parecer, las habilidades para sobrevivir en una isla desierta alimenta la libido) y posando en lugares del tercer mundo convertidos en salvadores blancos.

Tras haberme dado de baja del dating durante cuatro años, mi regreso a la soltería ha venido acompañado de una sorpresa: hay un inmenso porcentaje de perfiles que ahora presumen de amar el senderismo, la escalada, bucear y esquiar. Por favor, queridos señores y señoras, solo aspiro a conocerles mientras tomamos una copa de vino. No me hagan ir al Decathlon para encontrar un look adecuado con el que acudir a la cita.

Tengo menos habilidades deportivas que Caillou madurez

Sí: el síndrome Calleja, que por supuesto me he inventado, es el que hace que en la actualidad, para ligar, tengamos que ser alpinistas o Mikaela Shiffrin. Para mi desgracia, por supuesto, porque tengo menos habilidades deportivas que Caillou madurez. Si llego a saber que para encontrar pareja tengo que saber escalar, quizás me habría esforzado más en educación física (confieso que me tuvieron que hacer un examen escrito para que no me bajara la media de cara a Selectividad, por lo que imaginad mis carencias deportivas).

Jugarte ls vida por... ¿amor?

Tuve un novio que era entrenador personal (mi vida es una película de Netflix destinada al fracaso) que por supuesto, amaba escalar y cualquiera de esos deportes que para mí son invitaciones a la muerte.  Durante unas vacaciones, terminamos durmiendo en una cueva escondida en una montaña. Para acceder a ella, por cierto, lógicamente no había unas preciosas escaleras mecánicas, sino que llegamos escalando. En su cabeza, era un plan romántico. En la mía, una llamada de socorro.

Creo que ir en bicicleta por la montaña es como llevar un bikini palabra de honor para jugar al vóley playa

Años después, me lo encontré en redes sociales posando con su nueva novia, ataviados con la ropa que habrían deseado tener los de "La sociedad de la nieve" y sonriendo ante una montaña con más altura que yo traumas. Quizás soy la extravagancia urbanita de los deportistas, quién sabe, esa rarita que piensa que ir en bicicleta por la montaña es como llevar un bikini palabra de honor para jugar al vóley playa. Por descontado, jamás he jugado al vóley playa. 

Esta situación me ha hecho plantearme si para interesarle a alguien, no tengo que convertirme en una aprendiz de supervivencia y aprender a pescar con las manos, a lanzarme en paracaídas sin paradas cardiacas como acompañante y preferir una tienda de campaña a un 5 estrellas. Es más: mi ex pareja tiene un repentino interés por las montañas que me ha hecho preguntarme si durante nuestra relación, en realidad no le privé de su síndrome Calleja e intenté convertirla en una urbanita esnob, esa que como comentaba, quizás sea en realidad yo.

Pensaba que los denominados "deportes de invierno" eran jugar al escondite, pero con bufanda

Una-persona-a-la-que-no-nombraré-por-si-me-lee (es complicado escribir de tu vida cuando los que te rodean temen terminar saliendo en tus narraciones, y razón no les falta) se va fuera unas semanas y me ha sorprendido al saber que para su escapada necesita más material de Salomon o Quechua que Ibuprofenos. Su afición por el esquí y la forma en la que habla del deporte que en mi cabeza tendría que ir acompañado por el lema "las mujeres ya no lloran, las mujeres se fracturan" me ha hecho recordar la forma en la que en el instituto, las niñas bien se iban de vacaciones a la nieve y el resto pensábamos que los denominados "deportes de invierno" eran jugar al escondite, pero con bufanda.

¿Me ha condenado mi inaptitud deportiva a la soltería perenne?

Quizás por eso mis adineradas compañeras ahora salen con riquísimos CEOS con carillas tan blancas como mi cuenta bancaria mientras yo intento comprender por qué nadie me informó sobre las nuevas normas de seducción. Cuando veo a las influencers en Baqueira presumiendo de lookazos, me las imagino en el Lounge de Moët & Chandon haciendo esquí con las burbujas en su garganta, pero al parecer, para llegar a esa fase tienes que saber esquiar como una experta y haberte hecho con un apuesto Ken con el que posar en las fotos ignorando su kenergy. ¿Me ha condenado mi ineptitud deportiva a la soltería perenne?

Lo que lamento es que nunca he encajado en ese prototipo de mujer que encaja dentro del 'pick me girl', esa que adora los deportes de riesgo, el fútbol y juega a las consolas como el Rubius, y aunque creo que cuando tienes pareja esa relativa distancia entre los 'hobbies' que a cada uno le gustan no son dolorosos en exceso (si crees que la pareja va a cumplir con todos tus requisitos, la estás condenando al fracaso y a la decepción), sí creo que para comenzar a construir una relación, tienes que transitar lugares y gustos comunes que compruebo son cada vez más parecidos a un capítulo de 'Pekín Exprés' que a uno de 'Sexo en Nueva York'. 

Esta idea me lleva a la actual obsesión deportiva de la que hacen gala las celebridades (Kendall Jenner, Taylor Swift y Blake Lively son algunas de ellas), y me temo que las tendencias en el mundo del dating señalan que o me pongo al día en cuestiones deportivas, o me va a pasar como con mi miedo a las pistas de esquí: voy a pasarme la vida en el telesilla viendo la vida pasar.

Taylor Swift y Blake Lively en la final de la Super Bowl 2024
Taylor Swift y Blake Lively en la final de la Super Bowl 2024
Getty Images

"Para muchos solteros en España, compartir la pasión o el amor por el deporte es importante en una relación. Es genial poder encontrar a alguien con quien disfrutar de lo que nos hace felices, y parece ser que este 2024 el deporte será una de las aficiones más importantes para las personas solteras. Para 1 de cada 3 personas solteras, compartir la afición por el deporte se ha convertido en un 'must', independientemente de si te gusta jugar o simplemente disfrutas viendo un partido", asegura Alba Durán, Directora de Marketing en Bumble España. Matadme, por favor. Matadme.

Me pregunto si me gustan cosas demasiado comunes como para encontrar a alguien extraordinario

No querría ser el tipo de persona que amolda sus gustos a los de su pareja (o potencial pareja, o casi-pareja-pero-no-pareja-para-que-no-se-agobie), porque esas personas "personality-shifters" que se transforman en lo que el otro desea son más aterradoras que un 'true crime', pero sí comienzo a plantearme si no me gustan cosas demasiado comunes como para encontrar a alguien extraordinario. 

En cualquier caso, si para ligar me tengo que convertir en Jesús Calleja, creo que voy tarde, pero el otro día estuve en Decathlon (no preguntéis) y he visto un par de prendas que no tienen mala pinta, así que aunque sea por los looks, igual le doy una oportunidad al mundo de las aventuras. A las de montaña. A las amorosas les estoy dando oportunidades más y por cierto, ese sí que es un deporte de riesgo. ¡Que me den las medallas que merezco!

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