Gutiérrez considera que uno de los principales motivos por el que la educación de nuestros mininos no funciona es porque no se les considera un miembro más de la familia. "Si solo somos esa persona que llega, le pone comida y se olvida, es imposible que llegues al punto de poder enseñarle algo", expresa. "Háblale, juega con él, dale todo lo que necesita... Eso va a hacer que esté más pendiente de ti".
Otro punto importante a la hora de educar a nuestros gatos es mantenerlos motivados. "Muchas familias quieren que su compañero felino deje de hacer algo (como afilarse las uñas en el sofá) por arte de magia y regañan al gato pretendiendo que lo deje de hacer. Esto es un error", asegura Gutiérrez. "Tenemos que darle una alternativa y para fomentar ese cambio tenemos que premiarle y darle una motivación. Tiene que sentir que gana algo con el cambio, por eso la mejor forma de enseñarles algo nuevo a nuestros gatos es asociándolo con algo positivo".
Para mantener la motivación de nuestros gatos debemos evitar dos errores comunes a la hora de educarles, el primero es que su recompensa siempre sea comida. "El premio no tiene por qué ser siempre comida, no debemos menospreciar las caricias o el juego, ni las palabras de apoyo que acompañan", expresa el veterinario. "Aunque es cierto que la comida es una de las principales herramientas que tenemos para educar a nuestros gatos, debemos saber que es muy útil al principio, porque les hace sentir una satisfacción inmediata, pero a medio y largo plazo hay más formas".
El segundo error común relacionado con la motivación de nuestros felinos es que provocamos que se aburran y pierdan el interés. ¿Cómo? Ofreciéndole siempre el mismo premio ante un comportamiento que queremos reforzar. "Por eso no todos los premios son comida", insiste Gutiérrez. "Al principio vamos a hacer que nuestro gato venga a nosotros con comida, pero cuando ya lo repite, si sabe lo que le va a esperar cada vez que le llamamos, vendrá solo si le apetece". En ese sentido, el veterinario recomienda que intercalemos premios con juegos y caricias y que, incluso las chuches sean diferentes cada vez. "Pueden ser unos granitos de pienso, jamón york, salmón... Y siempre acompañado de la palabra de apoyo (como 'bien') para que sepa que está actuando correctamente", agrega.
En la búsqueda de esa motivación y recompensa, el veterinario experto en comportamiento felino defiende que nuestros mininos aprenden a través del refuerzo positivo, como los perros, pero también de otras formas. "Para conseguir que deje de hacer algo también podemos utilizar el castigo negativo, que consiste en quitarle algo", detalla. "Por ejemplo, si estamos en la cocina preparando nuestro desayuno y él se coloca debajo a maullar insistentemente porque también quiere desayunar, si le damos comida estamos reforzando ese comportamiento. Si lo que queremos es que deje de hacer eso y aprenda a esperar a que terminemos nosotros, debemos ignorarle, quitarle toda nuestra tención". En este ejemplo, Gutiérrez explica que debemos ofrecerle el desayuno intentando que no sea bajo su demanda. "Poco a poco van a entender que no comen, por ejemplo, hasta que no terminamos nosotros".
Otro de los errores más habituales que cometemos los tutores en la educación de nuestros gatos es utilizar el castigo positivo. Si bien decíamos que el castigo negativo es una herramienta muy útil, muchas veces nos dejamos llevar por el enfado del momento y gritamos a nuestros mininos. "Nuestro gato no lo entiende a la hora de aprender o corregir comportamientos", explica. "No debemos hacerlo porque debilita el vínculo que tenemos con nuestro gato, que se va a sentir inseguro en nuestra presencia, llegando a evitarnos o esconderse. Y, por supuesto, no hace falta decir que es intolerable el castigo físico".
El vínculo es algo fundamental que tenemos que cuidar si queremos que nuestro gato aprenda a comportarse bien y a tener una buena relación familiar. "Si tu gato no se siente confiado y seguro a nuestro lado es imposible que le podamos enseñar nada nuevo", asegura Gutiérrez. "¿Verdad que a nadie se le ocurriría intentar coger en brazos a un gato de colonia que no nos conoce de nada? Empezará a coger confianza cuando nos vea varias veces, le dejemos comida y sepa que vamos en son de paz, algo que ocurre también en casa". Al respecto, el experto en comportamiento felino aclara que hay que dejar siempre que los gatos se adapten a nosotros, para lo que necesitamos crear un vínculo fuerte con ellos. "Si le ayudamos a que se sienta tranquilo, cómodo y relajado va también a estar más dispuesto a aprender".
Otro error habitual que cometemos a la hora de educar a nuestros gatos es ofrecerle premios por cualquier comportamiento, lo que Gutiérrez considera que es "mal educar". "La chuche deja de tener ese significado especial ya que nuestro gato no va a sentir esa satisfacción", expresa. "Además, puede que estemos haciendo que nuestro gato gane peso, por eso solo debemos dársela cuando tenga un comportamiento que queremos que repita".
También es muy habitual entre tutores regañar a los gatos por "trastadas" que han hecho mientras nosotros no estábamos en casa, un error muy común que, además, enseguida nos daremos cuenta de que no sirve para nada. "Solemos gritarles o enfadarnos y ellos no se acuerdan ni de qué ha pasado, por lo que no vamos a modificar el comportamiento de nuestro gato por haber hecho algo hace tres horas", explica Gutiérrez. "No lo va a asociar, por eso la educación de nuestros felinos tiene que producirse en el momento, al igual que lo hacemos para premiarle por algo que ha hecho bien".
No obstante, el error más común para el veterinario experto en comportamiento felino es la falta de constancia. "Educar a nuestro compañero y enseñarle cosas nuevas requiere de muchísimo trabajo y tenemos que ir haciéndolo con el paso del tiempo", afirma. "Si empezamos con mucha fuerza y ganas y no continuamos con el paso del tiempo, nuestro gato no lo va a aprender. Tan solo bastan con 15-20 minutos al día, durante un mes, para que aprenda cualquier comportamiento de forma más rápida".