La sala de exposiciones de Ibercaja presenta las 36 últimas pinturas inéditas del artista riojano José de Miguel Lacave

La sala de exposiciones de Ibercaja, en la calle San Antón, presenta desde hoy y hasta el próximo día 26 de diciembre, la muestra 'Lacave: inédito', con las 36 últimas pinturas inéditas del artista riojano José de Miguel Lacave (1950-2009).
Imagen del tríptico de la exposición
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Imagen del tríptico de la exposición

La sala de exposiciones de Ibercaja, en la calle San Antón, presenta desde hoy y hasta el próximo día 26 de diciembre, la muestra 'Lacave: inédito', con las 36 últimas pinturas inéditas del artista riojano José de Miguel Lacave (1950-2009).

Se trata de 36 obras inéditas, 14 acuarelas y 22 óleos, que realizó en su última etapa artística el riojano José de Miguel Lacave. Esta colección empieza a crearse en el año 2000 cuando Lacave retomó pinceles y lienzos después de una tercera interrupción por enfermedad en su carrera artística.

Y lo hizo con el respiro de ese hombre que iba dando fin a sus responsabilidades profesionales tras una larga trayectoria como catedrático de dibujo en la Escuela de Artes de Logroño.

Entonces vuelve a pintar; lo que para Lacave era, más que una expresión artística, una "necesidad vital". En esta nueva etapa, el pintor se mantiene fiel al realismo conjugando la fuerza y expresividad de sus primeras etapas con la luz y el optimismo recuperados en las posteriores.

Se ve que la pincelada es más libre, se suelta, pero con absoluta confianza y madurez. Lacave conserva el formato grande que tanto le gusta para sus lienzos, a la vez que trabaja con detalle pequeñas tablas.

Por otro lado, después de una entrega casi total al óleo, coquetea con la acuarela para crear unas atmósferas amables y placenteras con un manejo exquisito de la técnica, como puede verse en esta muestra.

Los objetos cotidianos siguen muy presentes, y esta vez vemos aquellos que más nostalgia y recuerdos evocan al propio artista (una máquina de coser, libros, relojes antiguos), como queriendo convertirlos en inmortales en sus obras antes de verlos desaparecer definitivamente.

Por último, y no menos importante, nos encontramos con la tauromaquia. No sólo fue cautivado por la filosofía y estética del toreo, sino por la figura del toro de lidia en la que se veía reflejado el propio artista y con la que expresa la valentía y el sufrimiento de su propia vida.

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