Más de medio millón de jóvenes asisten a la apertura de la JMJ de Río de Janeiro

Obispos y arzobispos asisten el 23 de julio de 2013, a la misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a cargo del arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, en Copacabana, en Río de Janeiro (Brasil).
Obispos y arzobispos asisten el 23 de julio de 2013, a la misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a cargo del arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, en Copacabana, en Río de Janeiro (Brasil).
EFE/LUCA ZENNARO/POOL
Obispos y arzobispos asisten el 23 de julio de 2013, a la misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a cargo del arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, en Copacabana, en Río de Janeiro (Brasil).

Más de 500.000 jóvenes de todo el mundo asistieron este martes en la playa de Copacabana de Río de Janeiro (Brasil) a la misa de apertura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en la que fueron recordadas las palabras de Juan Pablo II: "América se tu misma, fiel a Cristo" y resiste "ante quienes quieren ahogar tu vocación de esperanza".

Veintiseis años después de la JMJ de Buenos Aires, de 1978, el encuentro mundial de los jóvenes católicos regresa a América Latina, en esta ocasión a la ciudad de los cariocas (como se conoce a los habitantes de la Cidade Maravilhosa), donde cientos de miles de muchachos, en su inmensa mayoría latinoamericanos, esperan ya el momento de dar la bienvenida oficial al papa Francisco, el próximo jueves.

Este martes, el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, de cuyo dicasterio dependen las JMJ, y el arzobispo de Río de Janeiro, Orami Joao Tempesta, abrieron la cita mundial con una misa multitudinaria en la playa de Copacabana, en una tarde desapacible, lluviosa y con viento, que no desalentó a los ciento de miles de jóvenes que han convertido la ciudad en el centro mundial de la Iglesia.

La ceremonia, a la que asistieron entre 500.000 y 600.000 jóvenes, según el portavoz vaticano, Federico Lombardi, comenzó con la entrada de la Cruz de los Jóvenes portada a hombros, así como un icono de la Madre de Dios, también llevado a hombros, en procesión.

La conocida como "Cruz de los Jóvenes" es de madera, casi cuatro metros de alta, cuyos brazos miden 1,75 metros y pesa 31 kilos. Fue entregada por Juan Pablo II a los jóvenes en 1984, cuando creó estas jornadas y desde entonces ha sido llevada por todos los rincones del mundo y presidido todas las JMJ.

La cruz fue colocada en un costado del palco, levantado en un lateral de Copacabana, que está inspirado en las líneas irregulares de las montañas de Río de Janeiro, tiene una capacidad para cuatro mil personas y lo preside una inmensa cruz en el centro.

A la ceremonia asistió más de un centenar de obispos, de los 250 previstos, que se cubrían las casullas con capas de plástico transparente, y varios centenares de sacerdotes.

Hasta el día 26, los 250 obispos presentes impartirán catequesis a los jóvenes sobre los temas "sede de esperanza, sed de Dios", "Ser discípulos de Cristo" y "Ser misioneros, ir".

Las catequesis se impartirán en 300 lugares diferentes de Río de Janeiro. De ellas, 133 serán en portugués y 50 en español.

América Latina, la "esperanza"

El papa Francisco, el primero latinoamericano, apuesta fuerte por una región en la que crece el número de fieles de iglesias evangélicas.

"Esta es una JMJ particular. Después de 26 años vuelve a América Latina, un continente joven, un continente de la esperanza", dijo Rylko, que recordó las palabras de Juan Pablo II en la cita de Buenos Aires, cuando dijo que tenía puestas sus esperanza en América Latina.

"Sois la esperanza del papa, sois la esperanza de la Iglesia. América Latina, sé tu misma, fiel a Cristo, resiste ante todos aquellos que quieren ahogar tu vocación de esperanza", dijo Juan Pablo II en aquella ocasión.

Rylko resaltó que esta JMJ es muy "particular", ya que la preparó Benedicto XVI, que tenía previsto asistir, pero renunció antes al papado, y la preside Francisco, el primer papa latinoamericano. "Los caminos del Señor son inescrutables", precisó.

El cardenal destacó que la JMJ se desarrolla a los pies de la famosa estatua del Cristo Redentor del Corcovado, "con sus brazos abiertos, preparados para acoger a todos los seres humanos".

Rylko, en la misma línea que el papa Francisco -que dedicó la jornada a actividades privadas- pidió a los jóvenes "que se dejen abrazar por Cristo".

"Cristo os necesita, jóvenes. Necesita vuestra fe joven, llena de alegría y de entusiasmo misionero. Cristo cuenta con cada uno de vosotros", destacó el cardenal.

El arzobispo de Río de Janeiro, Orami Joao Tempesta, destacó que durante esta semana la ciudad se ha convertido en el centro de una iglesia joven y viva e invitó a los muchachos a ser "protagonistas de un mundo nuevo, un mundo que necesita gente como vosotros, llamados a formar una nueva generación que vive la fe y la transmite a la siguiente".

"Tenemos muchas barreras e injusticias que superar. Vamos a construir puentes en vez de barreras y obstáculos", precisó.

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