'El Pájaro de Fuego' de Stravinsky despliega sus alas, emotividad y contrastes en Valladolid para el público familiar

'El Pájaro de Fuego' de Igor Stravinsky desplegará sus alas, cargadas de emotividad y de contrastes, el próximo sábado en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, espacio en el que esta propuesta musical para toda la familia aterriza de mano de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL).
Otxotorena y la OSCyL, con Bernácer, en 'El Pájaro de Fuego'
Otxotorena y la OSCyL, con Bernácer, en 'El Pájaro de Fuego'
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Otxotorena y la OSCyL, con Bernácer, en 'El Pájaro de Fuego'

'El Pájaro de Fuego' de Igor Stravinsky desplegará sus alas, cargadas de emotividad y de contrastes, el próximo sábado en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, espacio en el que esta propuesta musical para toda la familia aterriza de mano de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL).

Dirigida por Jordi Bernácer y con Belén Otxotorena en la narración, 'El Pájaro de Fuego', una de las obras "fundamentales" del repertorio del siglo XX e "imprescindible" en la literatura musical, más allá de límites seculares, acercará la historia creada por Carmen Santonja, quien a través de sus textos lleva al público hasta la figura de Maurice Latour, un joven viajero francés coleccionista de insectos que deambulaba por el Parque Nacional de Garajonay, en la isla de La Gomera, hasta que encuentra un ave fantástica.

Inspirada en la música que Stravinsky compuso para Los Ballets Rusos y con "pinceladas" del cuento tradicional original, el del príncipe Iván y el pájaro de fuego que le rescata de Kastchei, quien convierte a todos en piedra, Santonja creó un texto que, como un guante, suscita incluso dudas sobre el elemento inspirador.

"No se sabe qué se ha escrito primero, si el cuento para la música o la música para el cuento", asegura Otxotorena quien, al igual que Bernácer, se prepara para la cita del sábado con cinco sesiones didácticas para 6.000 escolares que, de su mano y por medio de la historia de Santonja y la partitura del maestro ruso, experimentarán, por primera vez en muchos casos, con la música clásica.

Y la elección de la obra, para ambos, no podría ser mejor. "Es muy cercana en todos sus matices, muy plural... tiene grandes contrastes que la hacen apasionante", reconoce el director antes de que la actriz reconozca el gusto que ya en las primeras sesiones le ha despertado la sensación de tener a más de mil niños en la palma de su mano.

La música y la narración encandilan a los escolares, cuyo silencio podía palparse, según reconocen en una conversación auspiciada por Europa Press. El maestro, que considera "maravilloso" el cuento, no escatima elogios para la partitura. "Es muy descriptiva y el hecho de que los dos elementos encajen de ese modo demuestra que es una música de gran nivel: sirve para cualquier historia bien contada... la universaliza".

"Es una obra muy emotiva (...). El narrar el texto con esa música me toca teclas... es muy emocionante, muy pasional", reconoce la actriz navarra, quien ensalza el carácter intergeneracional del texto de Carmen Santonja que, entre líneas, deja mensajes para los adultos en una muestra, a su juicio, del dominio del "lenguaje para todos".

Los dos coinciden en la sencillez de trabajar con la OSCyL, conocida para ambos y a la que consideran "formidable", y aplauden el modo en que los músicos y la gerencia han entendido que los conciertos didácticos, que no son "cualquier cosa", buscan el disfrute de los más jóvenes pero también posibilitan que la formación se posicione "aún más" en la ciudad y en la Comunidad. "En cuatro días su actividad llega a 6.000 familias".

Y es que los intérpretes juegan un papel fundamental en este escenario: su deseo de compartir su música y acabar con viejos tabúes hace que, ya desde hace años, las orquestas de toda España, cuya juventud no llega en muchos casos a la treintena, tengan "claro" que estas actividades son fundamentales en su programación.

Espectadores de presente versus

Espectadores del futuro

Lejos de las "perversiones" que consideran que este tipo de actividades buscan formar a los espectadores del futuro -"es ahora cuando merecen los mejores repertorios y los mejores intérpretes"—, Bernácer va más allá y apuesta por llevar a este público hasta una concepción "real y habitual" de la música, a la que a partir de ese primer momento tienen acceso a través del Auditorio.

"Es algo cercano e irrepetible", añade ella antes de apuntar al uso de los instrumentos, al modo en que se tocan, en que suena cada nota, como un aliciente adicional a la parte auditiva y visual. "Con el teléfono y el ordenador creemos que lo tenemos todo pero eso no es verdad... la música la están creando en ese momento para ti", asegura el director.

La educación basada en la creatividad, esa que posibilitará el nacimiento del 60 por ciento de las profesiones que en el futuro ejerzan los niños de hoy y que aún no están inventadas, es la que se promueve a través de estas iniciativas, que dan alas a la imaginación para recrear las situaciones que se narran, inspiradas en una música que emana, a su vez, de un cuento tradicional.

La convivencia en colectividad es otro valor añadido de estas propuestas que, para el director, son relevantes por lo que significa desde la perspectiva social acudir a un concierto con otras personas y sentarse a escuchar. "No se escucha ya: oímos pero no escuchamos", recalca la narradora.

"Stravinsky decía que quienes mejor entendían su música eran los niños y los animales porque ambos son francos", concluye Jordi Bernácer antes de que Otxotorena ponga la guinda a la conversación. "Yo quiero que en esa hora sean felices"... y por el silencio, los aplausos y el afecto con el que un joven de Secundaria rodeaba con su brazo a su chica, que descansaba la cabeza en su hombro, debían serlo.

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