El yacimiento paleontológico del Cerro de los Batallones, en la localidad madrileña de Torrejón de Velasco, se ha convertido en uno de los más importantes del mundo por la gran cantidad de fósiles de animales carnívoros hallados en su suelo, el último de ellos un ancestro del panda rojo.

El Cerro de los Batallones, que en 2001 fue considerado bien de interés cultural, cuenta con yacimientos de animales fósiles de hace nueve millones de años, descubiertos cuando la empresa Tolsa excavaba en busca de sílex y sepiolita, ha explicado el director de excavaciones del yacimiento, Jorge Morales, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En el Cerro se excavan actualmente diez yacimientos y ya se han encontrado más de 10.000 huesos de animales de la época del mioceno superior.

La riqueza y la importancia a nivel internacional de este Cerro radica, según Juan Abella —encargado de uno de los yacimientos— en que el 99% de los restos de los animales hallados son carnívoros, cuando lo normal en un yacimiento convencional es que este porcentaje esté entre el 10 ó 15%.

Los ejemplares encontrados son tigres dientes de sable, tortugas, jirafas u osos, entre otros, pues, según Abella, la zona del Cerro de los Batallones "era una trampa para ellos; los animales entraban por su propio pie, quedaban atrapados y la propia carne es lo que alimentaba la trampa".

El pasado día 17 se hizo un último hallazgo: la carnicera —molar utilizado por los carnívoros para cortar la carne— de una nueva especie a la que han calificado como el ancestro del panda rojo actual por su morfología y dimensión.

Hasta este momento se habían encontrado varios huesos de esta especie como la tibia, las patas y la fíbula, pero no se había podido determinar con claridad la rama a la que pertenecía esta especie.

Gracias a este molar, asegura el director de la excavación, ya se puede hablar del "abuelo del panda rojo".

En las excavaciones que se habían hecho en Príncipe Pío se habían encontrado las primeras especies de este linaje pero, según Morales, "lo que hemos encontrado en el Cerro de los Batallones es un auténtico eslabón perdido entre los pandas actuales y los que se encontraron en Príncipe Pío; son formas nuevas que no se conocían hasta ahora".

Las excavaciones en este Cerro las están realizando estudiantes universitarios que, de forma voluntaria, asisten durante el mes de julio a estos yacimientos.

"He sacado en lo que llevo de mes dos mandíbulas que tenían todos los dientes muy bien conservados" explica Jose Antonio, estudiante de Geología.

Las labores de excavación son muy cuidadas: con un destornillador se rompe la roca mientras que con un pincel se va limpiando la zona; cuando se encuentra un hueso se rodea, se saca y se envuelve en papel o gasas para trasladarlo y, si es de grandes dimensiones, se cubre con gasas —e incluso poliuretano— para evitar que se rompa.

"Cuando encuentras algo, por muy pequeño que sea, siempre te hace ilusión; te sientes como un niño chico en una tienda de caramelos" asegura uno de los cien jóvenes que han pasado durante este mes de julio por las excavaciones.

El Museo de Ciencias Naturales está colaborando en el estudio de estos restos paleontológicos, que actualmente se encuentran en Arganda en manos del CSIC, donde los están restaurando.

La Comunidad de Madrid destina 30.000 euros a este Cerro, según explica Inmaculada Rus, arqueóloga y supervisora de las excavaciones, que además apunta que se ha inscrito en 2004 en el Plan de Yacimientos Visitables de Madrid, "pero todavía no está hecha la infraestructura".

Por su parte el viceconsejero de Cultura y Deporte, Javier Fernández, expresó durante una visita al Cerro de los Batallones su deseo de llegar a un acuerdo para que los madrileños puedan contemplar estos hallazgos en un centro de interpretación de la Comunidad o del propio CSIC, y que puedan tener información sobre las labores que se realizan en él.