El movimiento juvenil Yo soy 132 se desvinculó este miércoles de cualquier acto violento que se esté produciendo en la campaña electoral mexicana, incluido el ataque que se produjo el martes contra un convoy en el que viajaba el candidato presidencial Enrique Peña Nieto.

"El movimiento se ha manifestado desde un principio como pacífico, tanto pronunciándose así como actuando en consecuencia de este mismo principio, y por ello nos deslindamos de cualquier acto violento", dijo uno de los portavoces del movimiento, Saúl Alvídrez.

Así lo proclaman en un vídeo lanzado este miércoles en la plataforma youtube, donde denuncian masacres, manipulación informativa y llaman al voto.

Unas 30 personas arrojaron palos y piedras al convoy en el que viajaba el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en un municipio del central estado de Puebla.

Algunos medios de comunicación publicaron señalaron a un grupo de jóvenes pertenecientes al Yo soy 132 como autores del ataque.

Este colectivo se declaró hace unos días contrario al candidato del PRI y a lo que consideran su imposición como presidente por parte de la cadena Televisa.

En opinión de Alvídrez, lo que ahora está sucediendo es que su entorno está lanzando una fuerte campaña de desprestigio. "Es un análisis muy sencillo, el movimiento ahora tiene una incidencia política muy fuerte (...), la política involucra intereses y los intereses involucran estrategias", apuntó.

Según Alvídrez, lo que busca el PRI, que acaparó la Presidencia mexicana de manera ininterrumpida desde 1929 hasta el año 2000, es quitar legitimidad y credibilidad al movimiento para que deje de ser una fuerza que opere políticamente.

"Nos reafirma que nuestra lucha no solo opera por un motivo que es real, que es la manipulación informativa, sino que estamos logrando ya un cambio", dijo.

Yo soy 132 surgió hace un mes a raíz de una visita de Peña Nieto a una universidad privada, durante la cual fue abucheado por un grupo de estudiantes que criticaron su gestión como gobernador del Estado de México.

Tras ser calificados por el entorno del político como infiltrados y porros (agitadores), los jóvenes defendieron su derecho a la crítica a través de un vídeo y rápidamente se sumaron a ellos estudiantes de otras universidades para exigir a los medios información equilibrada en el marco de la campaña electoral.