El Servicio de Publicaciones de la UVA edita 'España y Portugal: Veinticinco años en la Unión Europea (1986-2011)'

El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid (UVA) ha editado, en la serie 'Historia y Sociedad', el libro 'España y Portugal: Veinticinco años en la Unión Europea (1986-2011)', dirigido por Ricardo Martín de la Guardia y Guillermo A. Pérez Sánchez.

El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid (UVA) ha editado, en la serie 'Historia y Sociedad', el libro 'España y Portugal: Veinticinco años en la Unión Europea (1986-2011)', dirigido por Ricardo Martín de la Guardia y Guillermo A. Pérez Sánchez.

Según informaron a Europa Press fuentes de este servicio, a finales de 1981, pocos meses después del ingreso de Grecia en las Comunidades y mientras se entablaban las conversaciones para la adhesión de Portugal y España, los Diez proyectaron un "ambicioso intento" de profundizar en la actuación comunitaria "en materias tan variadas como la política interior y exterior, la educación, la justicia y los derechos fundamentales de los ciudadanos".

Lo anterior, según se plasma en el libro, se concretó en la denominada 'Declaración Solemne sobre la Unión Europea', en la que se subrayaba la necesidad de reforzar la cooperación política europea en todos los ámbitos y sobre todo en el de la acción exterior.

El objetivo de este tipo de iniciativas era evitar que la ampliación a otros territorios fuera en menoscabo de la profundización, "permitiendo así que la acción comunitaria ganara tanto por extensa como por intensa" de modo que, para conciliar las diversas posturas y seguir avanzando en la integración comunitaria, fue aprobada el Acta Única Europea el 17 de febrero de 1986.

Vigente desde el 1 de julio del año siguiente, el Acta resultó un "auténtico hito" en el proceso de construcción europea y sus objetivos de establecer un mercado interior y financiero único, incrementar los vínculos económicos, fortalecer la cohesión social e impulsar la cooperación política de los socios fueron cumpliéndose en la década de los 90, "ya con Portugal y España dentro de las Comunidades".

De este modo, la ampliación al Sur convirtió a la Europa comunitaria en un mosaico de 320 millones de personas, "unitario pero a la vez heterogéneo" frente a la relativa homogeneidad predominante hasta entonces en el que nuevos elementos culturales y religiosos se agregaban al conjunto "para otorgarle mayor diversidad".

Bruselas había hecho una apuesta política por incorporar países recientemente democratizados y económicamente "más débiles" que el resto de sus socios y era el momento de que los recién llegados conquistaran mercados para sus productos agrícolas y continuaran con la modernización de su industria para hacerla más competitiva.

Así, a partir del 1 de enero de 1986 las instituciones europeas ajustaron sus cifras para acomodar en su seno a los dos nuevos socios ibéricos: Portugal y España.

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