Casi todos tomamos gazpacho en verano: es un lujo barato. Muchos lo elaboran ellos mismos en su cocina, se diría que especialmente en Andalucía y Extremadura. Pero cada vez más lo compran: los supermercados llevan años ofreciendo versiones envadadas cada vez mejor (o al menos, hay opciones caras y baratas para elegir).
Mucho se ha escrito sobre qué es el gazpacho. No está claro su origen, pero hay cierto consenso en que el primer gazpacho era andaluz y, como casi todo en la historia de la gastronomía, se hacía con lo que se tenía.
Así, el gazpacho original básicamente lleva tomate, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal. ¿Pimiento y pepino? Puede. Pero en Extremadura hacen el gazpacho a su manera.
Y a su manera lo llaman: carajamandanga. Así se dice en castúo, el habla extremeña. Allí le siguen poniendo pan y, en ocasiones, también huevo cocido, además de cebolla. El resultado, claro, es más espeso. A muchos les recuerda al salmorejo cordobés.
Gazpacho extremeño
Ingredientes
Tomate (8)
Miga de pan de verdad (100 gr)
Ajo (1 diente)
Pimiento verde (1)
Pepino (1)
Cebolla (1)
Aceite de oliva (10 ml)
Vinagre (10 ml)
Agua fría (1 vaso)
Elaboración
Picamos todos los ingredientes.
En el vaso de nuestra batidora ponemos las hortalizas, el ajo, el pan y el aceite de oliva.
Le damos al botón y que trabaje.
A continuación añadimos el vinagre y el agua.
Volvemos a triturar hasta que logremos la textura deseada.
Si lo queremos más líquido, podemos añadir agua, pero entonces habrá que corregir añadiendo también más vinagre o aceite de oliva. Cuidado.
Cuando tengamos la densidad deseada, lo tapamos y lo dejamos en la nevera durante varias horas. Lo servimos bien frío.
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