Seguramente los huevos sean de los primeros platos que aprendemos a cocinar. Fritos, en tortilla, revueltos... Además de un alimento que nos salva de más de un apuro es muy difícil no encontrar una receta donde encajarlos.
Ya sean cocidos, fritos o revueltos, la cáscara del huevo vas a tener que terminar rompiéndola, aunque cuando lo haces en crudo, hay algunas cosas que se te pasan por alto y cometes errores.
Te ponemos en situación: Tienes el aceite de la sartén caliente, rompes el huevo contra el borde y lo echas. Error.
Vas a preparar una tortilla o unos huevos revueltos, rompes el huevo contra el borde de un bol y lo bates. Error. Aunque sea lo que llevas haciendo toda tu vida, no debes romper la cáscara de los huevos sobre un borde.
Siempre sobre plano
Que lo hayas hecho siempre así no quiere decir que esté bien hecho. El problema de romper el huevo sobre un borde es que de esta manera la cáscara se rompe en varios pedazos, pudiendo quedar alguno en nuestra comida y que es probable que la cáscara rompa la yema y entre en contacto con ella, pudiendo contaminarse con cualquier bacteria del exterior.
Por ello, la manera correcta de romper la cáscara de un huevo es sobre una superficie plana con un golpe seco y firme, como una encimera, por ejemplo.
Sosteniendo el huevo sobre un bol, presionamos con los pulgares la raja que hemos hecho con el golpe para romper la membrana de una manera controlada y dejar que la clara y la yema se deslicen hacia el exterior.
De esta manera es menos probable que se rompa la yema del huevo y se contamine, además de evitar que caigan trozos de cascarón en nuestra receta. Todo son ventajas.
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