Ensalada de calabacín, nueces y queso: porque el calabacín también puede comerse crudo
- El calabacín posee un alto contenido de potasio y vitaminas, especialmente en vitamina C.
El calabacín pertenece a la familia de las cucurbitáceas, como la sandía, el pepino, la calabaza o el melón. Aunque es una hortaliza que se cultiva a lo largo de todo el año, la época óptima de consumo del calabacín suelen ser los meses de verano e incluso los de principio del otoño.
Es un alimento de fácil digestión y con suave efecto laxante. Además, posee un alto contenido de potasio y escaso de sodio por lo que tiene una acción diurética. El calabacín es rico en vitaminas, especialmente en vitamina C y en mucílagos (un tipo de fibra soluble).
Solemos cocinarlo (a la plancha o cocido para luego hacer una crema), pero el calabacín también puede disfrutarse crudo. Todo es cuestión de limpiarlo bien, quitarle parte de la piel (no toda) y cortarlo bien finito. Eso hacemos en esta ensalada de origen griego que mezcla el calabacín con nueces y queso feta o algún queso fresco pero sabroso (puede valer uno de Villalón).
Ensalada de calabacín, nueces y queso
Ingredientes
Calabacines (2)
Queso feta o de Villalón
Nueces
Limón (1)
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
Elaboración
Cortamos los calabacines en rodajas finas.
Pasamos esas rodajas a un recipiente hondo y echamos un chorro de aceite de oliva, el zumo del medio limón, pimienta y un poco de sal.
Removemos y dejamos que el marinando actúe. Basta con unos 20 minutos.
Picamos las nueces.
Pasados los 20 minutos, sacamos las rodajas de calabacín, las escurrimos y las colocamos en una ensaladera.
El aliño lo pasamos a un cuenco pequeño; echamos otro chorro de aceite y lo que nos queda de zumo de limón.
Batimos hasta que sea una emulsión.
Regamos con ello los calabacines.
Cortamos en cuadraditos el queso feta y lo echamos encima. Luego, las nueces.
A comer.