Dos trucos con la cebolla y el tomate para realzar el sabor de un guacamole casero

Guacamole
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El aguacate es uno de esos alimentos que podemos consumir todos los días. Nuestro cuerpo nos lo va a agradecer. Ayuda a reducir el colesterol y el riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Además, aporta una gran dosis diaria de fibra.

Su popularidad ha explotado en los últimos años. Sabemos que es un alimento de lo más saludable que puede comerse solo, en ensalada o a través de la famosa receta mexicana del guacamole. Tan famosa que están nuestros supermercados llenos desde hace tiempo de guacamole ya preparado y envasado.

Los hay buenos, muy buenos y malos, pero no dejan de ser hummus de aguacate. Aprovechando que en julio la Organización Mundial del Aguacate celebra el Mes Mundial del Guacamole, hemos apuntado la receta de Edson Díaz-Fuentes, fundador y chef del restaurante Santo Remedio, uno de los mejores mexicanos de Londres.

La suavidad del aguacate se consigue al machacarlo no demasiado, para que quede consistente y con trocitos"

¿Cómo se hace el guacamole perfecto? Según el cocinero, la clave radica, además de en la calidad de los aguacates, en no machacarlos demasiado. A diferencia del guacamole comprado en el supermercado, la receta de Edson se basa en la suavidad del aguacate, pero sin machacarlo demasiado, para que quede consistente y con trocitos.

La conservación de los aguacates es un quebradero de cabeza.
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El chef recomienda simplificar los ingredientes. Además del aguacate, los otros esenciales son la cebolla, la lima, el tomate, el cilantro, la guindilla y la sal. Cuenta Edson: "En México, el guacamole suele hacerse con cebollas blancas, pero aquí prefiero utilizar las rojas porque son ligeramente más dulces, similares a las blancas que utilizamos en allá".

Dos trucos que realzarán aún más los sabores del guacamole. Uno, con las cebollas: marinarlas en el zumo de lima. El zumo de lima aporta un toque fresco y matiza la fuerza de las cebollas y retrasa la oxidación de la pulpa del aguacate, impidiendo que se vuelva marrón. Otro, con los tomates: salarlos para eliminar el exceso de agua.

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