Platos fáciles que puedes cocinar ya y congelar para Fin de año

Pescado congelado.
Antes de congelar el pescado hay que limpiarlo bien.
Imagen de Engin Akyurt en Pixabay.
Pescado congelado.

Por ser Navidad queremos tener en la mesa los mejores mariscos, embutidos, carnes y pescados, los mejores en cada caso, en cada casa, según nuestra economía. Pero eso se paga y este año mucho. La navidades nos han pillado este año en plena lucha contra la inflación.

Hay que buscar entonces alternativas a los productos más caros -léase, besugo, cordero, percebes- o congelar con tiempo. Esta segunda opción ya no es de aplicación a estas alturas de las fiestas si de ahorrar se trata, pero sí nos vale para organizarnos. Se trata de cocinar ya y congelar, por ejemplo, para Fin de año.

Siempre y cuando lo hagamos bien, la congelación no supone pérdida de nutrientes. Sin embargo, como explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), es necesario tomar una serie de precauciones y seguir unas pautas correctas para realizar de forma segura la congelación, el almacenamiento y la posterior descongelación de los alimentos.

Antes de introducir los alimentos en el congelador hay que protegerlos adecuadamente. Debemos utilizar siempre materiales que estén clasificados como aptos para el contacto con alimentos. Hablamos de envases herméticos, bolsas para congelar con cierre hermético o su propio envase en el caso de los alimentos envasados.

De ese modo, evitamos la aparición de cristales de hielo, coloraciones o quemaduras por congelación que pueden afectar a su valor nutricional.

Pescados y mariscos

En uno y otro caso ya estamos acostumbrados a congelarlos durante todo el año. Pero tienen sus reglas.

Si vamos a congelar nécoras, centollos, bueyes o un bogavante, primero hay que cocerlos y una vez fríos llevarlos al congelador. En cambio, para gambas, langostinos o quisquillas, se recomienda congelar sin cocinar, o sea, crudos. Luego, eso sí, hay que sacarlos con tiempo suficiente para que se descongelen en la nevera.

Los pescados al horno o a la cazuela no quedan bien después de congelarlos: merluza y bacalao pierden su textura

En el caso de los pescados, congelar nos puede ayudar a ahorrar, a organizarnos y a comer más seguros. Al pasar nuestros pescados por este proceso nos aseguramos de que no habrá problemas con el anisakis.

En realidad, si es por este parásito, no es necesario congelar todo el pescado, sino solo aquel que vaya a consumirse crudo o semicocinado. Es el caso de los pescados en escabeche, ahumados o marinados, los pescados crudos preparados en salmuera o ligeramente salados, los carpacios y las huevas de pescado crudas).

Eso sí, antes de congelar el pescado hay que limpiarlo bien. Cuando lo necesitemos simplemente tendremos que sacarlo con tiempo para descongelarlo sin prisas en el frigorífico. Si los cocinamos todo será más sencillo, pero -como hemos visto- debemos elegir bien el recipiente.

Pero no merece la pena siempre. Por ejemplo, los pescados al horno o a la cazuela no quedan bien tras congelarlos (menos aún si llevan guarnición de patatas, que quedan muy mal tras pasar por el congelador). Merluzas y bacalaos pierden sus propiedades y su textura si los congelamos.

Carnes y embutidos

Para Navidad queremos cordero, cochinillo, lechazo, pero también carnes de ave como pularda o capón. Podemos compralos y congélarlos en papel film o en bolsas por separado. Eso sí, las carnes de ave cocinadas y luego congeladas pasan a quedar algo secas por jugosas que estuvieran al apagar los fogones.

La carne de ave cocinada y congelada va a quedar algo seca, en cambio, los guisos y estofados sí que salen bien

En cambio, congelar guisos y estofados sí que sale bien. Su grasa se convierte en gelatina; se congela perfectamente; y luego sólo hay que descongelar sin prisa, lentamente.

Congelar embutido no es lo habitual, pero nos vale. Jamón ibérico, lomo, chorizo, morcón, salchichón... podemos congelarlos hasta los -20ºC. Además, es una manera de hacer que estos alimentos sean aptos para el consumo por embarazadas. 

Finalmente, si hemos optado por comprar, cocinar (o no) y congelar carnes, luego hay que saber cómo descongelarlas correctamente. Aquí tienes las claves para hacerlo bien.

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