El secreto para conservar la lechuga sin bacterias: temperatura adecuada y buen almacenamiento en la nevera

Conservar un alimento como la lechuga y otras hojas verdes es una paso de vital importancia en el mundo de la alimentación. Saber almacenar un producto evita que se ponga malo antes de tiempo, pero sobre todo, evita la aparición de bacterias y otros patógenos que pueden poner en riesgo la salud. 

Lechuga.
Lechuga.
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Lechuga.

Gracias a la conservación de alimentos se puede dar el caso de hacer la cocina de aprovechamiento en España. Almacenar los alimentos en la nevera o el congelador hace que estas duren más tiempo para así poder utilizarlas en la cocina durante un período. Hay algunos productos que cuentan con una fecha de caducidad más alargada, pero en el caso de los alimentos frescos, la durabilidad se acorta. Es por ello que cuanto mejor los conserves puedan durarte más y evitar así que aparezcan bacterias y patógenos que producen intoxicaciones alimentarias

Es lo que ocurre con la aparición de la Campylobacter, la Escherichia coli y la Salmonella. Estas infecciones se producen al ingerir algún alimento en mal estado en el que han proliferado estos microorganismos. Esto puede tener un efecto de leve a grave en la salud, pero sí que pueden generar síntomas muy molestos en el organismo. Por lo general, suelen ser episodios de diarrea, vómitos, cólicos abdominales y fiebre. Uno de los alimentos más propensos a portar estas bacterias es la lechuga, así como otras verduras de hojas verdes y saber conservarla es la clave. 

La temperatura ideal para guardar la lechuga en la nevera

La primera pregunta debería ser si la lechuga hay que conservarla en un ambiente fresco y la respuesta es que sí. Este alimento está compuesto en su mayoría por agua, por lo que necesita un ambiente en el que conservarse. Para ser exactos debe hacerse en la nevera y a una temperatura recomendada de 0 a 4 grados celsius. Con esta cifra, según investigaciones como la realizada Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (EE.UU.), las probabilidades de contagiarse de E. Coli son muy bajas. 

¿Cómo es mejor almacenarla?

Lechuga bien conservada en una bolsa de plástico.
Lechuga bien conservada en una bolsa de plástico.
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Una vez que se sabe que la lechuga debe estar en un ambiente fresco, el siguiente paso es saber cómo almacenarla. Para evitar la exposición a otros alimentos y productos de la nevera, hay que tener especial cuidado en cómo se guarda. Para ello, es importante utilizar bolsas de plástico perforadas o recipientes herméticos, con ello evitarás la pérdida de humedad y se mantendrá fresca durante más tiempo. Para guardarla en el frigorífico debes seguir previamente unos pasos: 

  1. Lávala y sécala: Antes de guardar la lechuga, lávala bien para eliminar la suciedad y los residuos. Luego, asegúrate de secarla completamente, preferiblemente usando un centrifugador de ensaladas o con papel de cocina.
  2. Envuélvela en papel: Envuelve la lechuga en papel de cocina o servilletas de papel antes de guardarla en la nevera. Esto ayuda a absorber la humedad adicional y evita que se pudra rápidamente.
  3. Usa bolsas perforadas: Coloca la lechuga en bolsas de plástico perforadas o bolsas de almacenamiento específicas para vegetales. Estas bolsas ayudan a mantener la humedad adecuada alrededor de la lechuga y evitan que se marchite demasiado rápido.
  4. Almacénala en el cajón de verduras: Guarda la lechuga en el cajón de verduras de tu nevera. Este compartimento está diseñado para mantener una temperatura y humedad óptimas para las verduras, lo que ayuda a mantener la frescura de la lechuga por más tiempo.

Propiedades de la lechuga

Sopa de lechuga.
Sopa de lechuga.
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La lechuga es una verdura que por su bajo contenido de hidratos de carbono, proteínas y grasas, es muy baja en calorías. Se trata de un alimento con alto contenido en agua donde podemos encontrar vitamina C, folatos y provitamina A (b-carotenos). La tiamina y vitamina E se encuentran en menores proporciones, según explican desde Gobierno de España.

Posee pequeñas cantidades de fósforo, potasio, hierro y calcio, siendo las hojas de color verde intenso las más ricas en vitaminas y minerales. “Contiene flavonoides, fundamentalmente quercetina, que tiene actividad antioxidante, antitrombótica y anticarcinogénica; seguida de kaempferol, y cantidades inferiores de miricetina, luteolina y apigenina. La lechuga también aporta pequeñas cantidades de b-sitosterol, stigmasterol y campesterol, fitoesteroles que participan en importantes funciones biológicas tales como la reducción de los niveles séricos de colesterol, protección frente a algunos tipos de cáncer, etc.”, aseguran sobre la lechuga desde la página web del Gobierno.

Por cada 100 gramos la lechuga contiene:

  • Calorías: 19 kcal
  • Proteínas: 1,37 gramos de
  • Grasas: 0,2 gramos
  • Carbohidratos: 1,4 gramos
  • Fibra: 1,5 gramos
  • Sodio: 3 miligramos
  • Hierro: 1 miligramo
  • Calcio: 34,7 miligramos
  • Potasio: 220 miligramos
  • Fósforo: 28 miligramos
  • Magnesio: 16 miligramos
  • Vitaminas de los grupos A, B, C y E
  • Agua: 94 %

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